Duda: ¿dirigir un periódico es profesión de riesgo? Según y cómo. Digo yo –por hilvanar algo congruente-, que depende del afán de cada día. Habrá jornadas que comienzan mal y cuando creen que van mejorando le transmiten al ‘dire’ por línea interna: ‘a tres minutos de la hora límite de cierre se nos han caído dos páginas’. Llamada al ‘árbitro maquinista’ y este, apartando el silbato de la boca, dice que no habrá ni un segundo de ‘alargue’.
No sucede todos los días, que no, pero con que ocurra el ‘caso’ tres jornadas al mes… Bueno, pues sepan los posibles afectados que no. Que no figuran dentro de grupo de profesiones de riesgo (1). Vamos, que no puede pasar. Si bien…
La historia que a partir de aquí les cuento es del último año del siglo XIX. En el mes de febrero falleció en la capital el que en ese momento era director del periódico ‘La Democracia’ (2), Mariano López Manso. El día anterior a su fallecimiento, 24 del referido mes, al devolver a la imprenta, ¡qué tiempos aquellos!, las pruebas de la información que habría de publicarse para el día siguiente, en la hoja final escribió:
“El mal estado de mi salud no me permite escribir nada para este número. Me estoy ahogando; no puedo más”.
No sin dificultad, pudo llegar a su domicilio y esa misma noche dejó de existir.
López Manso, doctor en Derecho Civil y Canónico, era también industrial y propietario de ‘La Estrella’, fábrica de harinas situada en el edificio que hoy acoge al Cuartel de la Guardia Civil en la capital. Su molienda se realizaba a través del agua que le proporcionaba el Clamores y la Acequia del Mercado.
¿Cómo llegó a la dirección del referido periódico? Pues a través de la política. Su ideal republicano le llevó a ‘meterse’ de lleno en el partido “Fusión Republicana’ (3), que en Segovia se conformó en 1897. Como órgano difusor nace ‘La Democracia’ que dirige López Manso y administra su compañero de partido, el médico Mateo García Matabuena, que era, a su vez, presidente de la Junta Provincial.
Su postura, la del periódico y la del partido, quedaron bien definidas en el editorial de su primer número:
‘Aquí, en Segovia, donde los partidos políticos, por causas de todos conocidas, se hayan desquiciados al extremo de que ninguno pueda formar iglesia por falta de creyentes y por sobra de pontífices.
Aquí, donde cualquiera sean las vicisitudes políticas, mandan siempre los mismos hombres.
Aquí, donde tras de la cortina y, por consiguiente, a mansalva, se acostumbra a disponer de los destinos de la provincia.
Aquí, donde la influencia y el poder de unos cuantos tienen por único fundamento divisiones intestinas de los demás.
Aquí, donde el repugnante e hipócrita caciquismo impera en absoluto, porque los que pudieron combatirlo no se entienden.
En Segovia, decimos, se hace más necesaria que en parte alguna la concentración de fuerzas para vencer al común enemigo’…
Luego, llegado el tiempo de elecciones, el partido consiguió a escala nacional 18 escaños y 11 en las del siguiente año. En Segovia no lograron ninguno.
Los propósitos, proclamas y demás ‘familia’ del referido periódico, no surtieron efecto deseado. La ilusión se quedó sin ‘tensión’ y, como sucedió a lo largo del XIX y principios del XX, las publicaciones afines a los partidos fueron desapareciendo en la ciudad.
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(1) Para más saber y mejor conocer ve Real Decreto 39/1997, de ‘Prevención de Riesgos Laborales’.
(2) El primer número de ‘La Democracia’ aparece el día 20 de octubre de 1897. De periodicidad semanal salía a la calle los miércoles. Su redacción se situaba en Puente de Muerte y Vida 32. Al año siguiente se trasladó a San Francisco 9. Desde el fallecimiento de López Manso se hizo cargo de la dirección el farmacéutico y compañero de partido Trifón Baeza. En su número 115 el periódico dejó de salir. Diciembre de 1899.
(3) La ‘Fusión’ estaba formada por centralistas, posibilistas, Partido Republicano del Progreso y los liberales que encabezaba Blasco Ibáñez. Su sede en Segovia era el Casino Republicano. Su primera ubicación fue en San Francisco, para asentarse definitivamente, hasta su desaparición, en la Plaza Mayor. En el mismo lugar que ocupó años antes el Café Manzanares.
