Señora directora:
Ante la noticia de que una asociación de denominación católica, San Miguel y San Frutos, ha conseguido que un juez de Segovia paralice la colocación una escultura de un ilustre segoviano, que representa al diablillo de la leyenda de nuestro Acueducto, considerando que ésta supone un ataque a los sentimientos religiosos, yo planteo que hay segovianos de muchas religiones que deberían entonces reclamar en los juzgados:
La retirada de todas las hornacinas con santos y vírgenes que existen abundantemente en muchas fachadas y calles de nuestra ciudad. (Su veneración se considera idolatría para, protestantes, ortodoxos, musulmanes y judíos.
La retirada de la escultura ubicada en la calle de san Nicolás que representa a un capuchón cargado con una cruz ( con un aspecto sombrío que parece más del ku Klus Klan). Escultura que ataca a las convicciones de los colectivos antes citados.
Que se prohíba las procesiones en las calles públicas de todas las procesiones de Semana Santa, porque atacan las convicciones de los colectivos antes citados.
Que se prohíban las catorcenas que se celaran en memoria de una leyenda antijudía de la ciudad de Segovia, puesto que éstas atacan a las convicciones del colectivo judío.
Por último, que se retire la estatua de nuestro ilustre cocinero y maestro asador, Cándido, porque recordemos que para los judíos y musulmanes la carne de cerdo es impura, y en dicha escultura se ve como cocina a unos cochinillos.
Personalmente no pienso que esta sea la solución, pero si un colectivo religioso se empeña en la intransigencia absoluta, habrá que plantearse que otros también lo exijamos.
¿No sería más fácil dejar de hacer el ridículo? Nos estamos volviendo locos.
Carmen Galán Luca