La reciente concesión de subvenciones a clubes y entidades deportivas vuelve a poner sobre la mesa un debate necesario: ¿puede el deporte segoviano sostenerse si su supervivencia depende casi por completo de las ayudas públicas? Si los clubes necesitan estas subvenciones para garantizar los entrenamientos, los viajes, las equipaciones o incluso la continuidad de sus entrenadores, el problema no es solo económico, sino estructural. Sin un respaldo social sólido, basado en un número suficiente de socios, y sin un tejido estable de patrocinadores que dé continuidad a los proyectos, el futuro de muchas disciplinas en Segovia queda inevitablemente en el aire.
Confiar de forma mayoritaria en las ayudas del IMD o de la Diputación Provincial es una vía que difícilmente permitirá progresar. El apoyo institucional es necesario, sí, pero no puede convertirse en el único pilar que sostiene a clubes que aspiran a crecer, fidelizar deportistas y competir con garantías.
A este escenario se suma otro debate incómodo: el coste real de las instalaciones deportivas. Aunque existen reducciones que llegan hasta el 80% en algunos casos, no se entiende que las pistas de atletismo, con su gimnasio bien dotado, sean prácticamente gratuitas. Todo espacio deportivo requiere de un mantenimiento, reposición de materiales y personal que lo atienda. Sin embargo, hoy cualquier usuario accede con un control mínimo a instalaciones que pagamos entre todos.
Si queremos un deporte fuerte, sostenible y respetado, es imprescindible repensar este modelo. El compromiso colectivo —usuarios, clubes, instituciones y empresas— debe ser la base sobre la que construir un futuro más sólido.
