Una información periodística leída recientemente me alerta, una vez más, sobre la delicada situación por la que está pasando, en toda España (no excluyo provincia alguna) el que era conocido como comercio tradicional, es decir, el preludio muy anterior a la llegada de las llamadas “grandes superficies”. Era un comercio muy cercano al cliente, al ciudadano, que ofrecía, además de muchos productos y calidad, un ambiente y trato muy familiares, hasta el punto de aquello de “apúntalo que mañana…o la semana que viene te lo pago”. Ultramarinos, pescaderías, panaderías, fruterías, carnicerías y un largo etcétera, se distribuían por las calles de los diversos barrios de Segovia, luciendo unos titulares que en su mayoría eran nombres o apellidos de los propietarios, como asimismo representativos y anunciadores del “contenido” de cada tienda.
La información que cito al principio dice que en los últimos dos años han cerrado en España una media de 34 locales cada día. ¿No es para alarmarse? Este dato me anima a volver la vista atrás en cuanto corresponde a la industria y comercio segovianos. En el 2003, ya inaugurada la llamada Casa del Sello, en la calle de San Francisco, como sede de la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Segovia, se montó en sus salones una curiosa exposición bajo el título de “La imagen y la marca en el Comercio y en la Industria de Segovia”; en el prólogo del catálogo editado con tal motivo, el entonces presidente de la Cámara, Jesús Postigo Quintana decía que “Es una muestra, aunque reducida, altamente significativa de productos y servicios, de medios y de técnicas, de documentos y testimonios que la industria segoviana ha producidos en los últimos cien años y que el comercio ha ofertado a su público”.
Con material cedido por algunas entidades y con la valiosa aportación de los grandes aficionados al coleccionismo, que son Nacho Davía y Juan Pedro Velasco, poseedores de la mayoría de los documentos expuestos (etiquetas, fotografías, envases, anuncios, facturas, libros de asientos, y otros muchos objetos), la exposición, que fue comisionada por Rodrigo González Martín, resultó muy curiosa y obtuvo una excepcional aceptación. Pero hay más, porque simultáneamente la Cámara editaba también un extenso libro del hoy académico supernumerario de San Quirce, Juan Manuel Santamaría, que en sus 170 páginas recopilaba muchísimas noticias, datos, fotografías y referencias bajo el título “Entre la añoranza del pasado y la apuesta por el futuro. Empresas y empresarios del siglo XX”.
Los textos servirán para que se memorice lo que hasta hace poco hacía el comercio que se extendía por toda la ciudad, y algo similar ocurría en la provincia. Calles en las que ahora aparecen con mucha frecuencia las llamadas de “Se traspasa, por jubilación”, o “Liquidación total por cierre”…y es que hay muchas dificultades para poder mantener un pequeño o mediano negocio, sin encontrar estímulos suficientes para continuarlo los dueños o alquilarlo a otros empresarios o aspirantes a serlo.
En el aspecto impositivo, los cada día más fuertes impuestos de todo tipo son un elemento esencial en el tema, sin olvidar que en nuestra ciudad, los precios de los alquileres se suelen distinguir por ser elevados. Por ejemplo, en la Calle Real son las franquicias (con nombres generalmente extranjeros) las que más presencia tengan (también con sus “bajas” correspondientes), frente a los escasos y veteranísimos comercios familiares que subsisten. También cuenta, con carácter general, la subida de precios y el freno de la demanda, sin olvidar la competencia cada día mayor que representan para el pequeño comercio local las grandes superficies, que no dejan de establecerse en la capital y provincia. Sin olvidar tampoco, se dice, que solo el 28% de las empresas dispone de canal de venta online, y asimismo el frecuente impago de clientes. Todas estas cuestiones, y otras derivadas de la actual situación económica en el país, llevan a un 52% de las empresas, según una encuesta periodística, a presagiar una caída en sus ventas a lo largo de este nuevo año, y especialmente en los comercios de hasta nueve empleados. De ahí que también el “fantasma” de los despidos sea una continua amenaza en el empleo.
Hace pocos días se ha reunido en el Ayuntamiento el Consejo del Diálogo Social, que ha tratado algunos de estos temas. Y seguro que en él pronto tendrá que “aparecer” la señora vicepresidenta segunda que tan sibilinamente nos está llevando hacia sus ideas claramente comunistas. Primero, sube el SMI sin consensuar con la CEOE; después, se “deja” que los artículos de primera necesidad sigan subiendo sus precios, y ahora, “calladamente”, pretende conseguir la reducción de la jornada laboral. (El comunismo es una doctrina política, económica y social que aspira a la igualdad de las clases sociales por medio de la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción y por la inexistencia de clases sociales, del mercado y del Estado en su fase final teórica).
Como decía el poeta revolucionario británico Lord Byron (lo acabo de leer en la prensa), “Apenas son suficientes mil años para formar un Estado, pero puede bastar una hora para reducirlo a polvo”
Más claro, agua…pero filtrada ¿eh?
Finalmente, surge una pregunta muy difícil de contestar: ¿Podría hacerse algo, a nivel estatal, comunitario, provincial y local, para “echar una mano” al comercio y la industria segovianos, que tan floreciente estuvo años atrás, según los testimonios de la exposición y libro referidos anteriormente?
