Y supongo que también será una preocupación del partido que inició sus obras, a pesar de que algunos de sus miembros se empeñen en el “continuismo”, y repetir el mandato por el “liderazgo mostrado en los primeros meses de gobierno”, aunque sin haber solucionado este “peso” tan agobiante, del que también participamos los ciudadanos a través de nuestros impuestos municipales.
Frente a estos propósitos están las críticas de la oposición a los 100 días de mandato, fundándose en “la concentración de poder y poca afición al trabajo”. (Y cito titulares en este diario, comentarios que añaden que se retienen 19 millones de euros previstos para inversiones necesarias antes de finales de año).
Se acaban de adjudicar trabajos pendientes en el CIDE, de los seis en total que esperan, por un importe de “otros” 415.729,78 euros, y queda a la espera un trabajo más, que importa otros 96.222 euros. O sea, una cifra más, astronómica, a sumar a los millones que lleva absorbidos la “genialidad”, todavía sin provecho alguno que se sepa, por muchas promesas y “palabras” que se digan. No sé si los responsables del tema se atreverán algún día a darnos a conocer, cuando todo se acabe, la cifra total de millones que ha consumido la obra. No sé si será voluntario decirlo u obligado, por algún decreto en vigor.
Y esperemos que todo sea antes de que tengamos que volver a las “cartillas de racionamiento” por culpa de esa señora ministra empeñada en su promoción personal a toda costa, incluso aunque sea a través de esta “cesta de la compra” que no es nada más que un engaño que será para sumar los del Gobierno, dada la disconformidad que con su idea están mostrando una buena parte de ministros…aunque de alguna forma le haya apoyado, para no quedar mal, el señor presidente. Y no digamos el rechazo por parte de las grandes empresas, y la preocupación de los modestos comercios, incluidos, naturalmente, y acaban de decirlo, los segovianos.
Pero resulta que la “cesta” es algo irregular; cuando la cartilla de racionamiento, de las que había para acomodados, clase media y humildes, incluían productos de primera necesidad, pero en la de la señora ministra, de acuerdo en principio con un “súper” extranjero, había ¡30 productos y a solo 30 euros la cesta! Aunque luego han ido surgiendo novedades y variantes, que si llegan a la realidad, volvería a ponerse al día el “estraperlo” que se promovió en la postguerra al tratar los más pudientes de encontrar alimentos al precio que fuera. Tema que expone con todo realismo José Martí López, en su libro “La España del estraperlo (1936-1952)”, publicado en 1995. Eran cosas de la desventurada y pobre postguerra, problemas que se “pretendía hacer olvidar” con las imágenes y obras de futuro que presentaba el franquista NO-DO, algo parecido a lo que ahora se pretende al preparar la filmación de una serie sobre la listeza y actividad del señor presidente y el trabajo que se realiza en la Moncloa…O sea, todo adecuado para confirmar eso de que “no hay nada nuevo bajo el sol”, y lo otro de que “la historia se repite”.
Porque, además, sobre eso de los controles de precios, Lorenzo Bernaldo de Quirós escribe en “Nueva Empresa” que el asunto tiene “una larga historia, porque el Código de Hammurabi (en la antigua Mesopotamia) los estableció hace 4.000años, y desde entonces, han sido empleados en numerosas ocasiones y periodos, para fines diversos por gobiernos de muy diverso cariz ideológico con un idéntico resultado que se resume en una sola palabra: FRACASO”.
