El Centro Segoviano de Madrid acogió el pasado martes una mesa redonda titulada ‘La despoblación en España y en Segovia: diagnóstico y soluciones’, moderada por la vocal de la Junta Directiva del CSM, Pilar González, y que contó con la participación de Juan Luis Gordo, ingeniero y funcionario de la Administración General del Estado; José Antonio Herce, economista experto en demografía y pensiones; y María Molina, especialista en financiación social e inversión de impacto.
El acto reunió a alrededor de 60 asistentes en el salón de actos del Centro Segoviano de Madrid, en la calle Alburquerque 14, y generó un animado coloquio en el que hubo seis peticiones de palabra, muestra del alto interés que despierta un fenómeno que condiciona el presente y el futuro de la España interior.
En su intervención inicial, Gordo subrayó que la despoblación es “el principal problema territorial de España”, afectando a más de la mitad del territorio, pero a sólo un 10 % de la población. Recordó el fuerte impacto emocional que tiene este fenómeno para quienes crecieron en pequeños municipios, donde —afirmó— están la identidad, la cohesión y la memoria colectiva de varias generaciones.
Gordo ofreció un amplio repaso histórico y demográfico, destacando el envejecimiento acelerado, la baja natalidad, la pérdida de servicios y el éxodo juvenil como factores estructurales. En el caso de Segovia, alertó de que 103 de sus 209 municipios no han registrado ningún nacimiento en el último año, y 106 siguen perdiendo habitantes, a pesar de algunos núcleos dinámicos en el entorno periurbano.
El ponente reclamó que la despoblación sea tratada como un problema de Estado, con planificación estratégica, presupuestos estables y medición real de resultados, y defendió para Segovia un plan integral de desarrollo industrial y de vivienda basado en polos de actividad, conectividad ferroviaria y carreteras, así como un consorcio institucional que coordine las actuaciones públicas y privadas.
El economista Herce centró su intervención en una idea clave: la despoblación es “un fallo de mercado”, derivado de la ausencia de incentivos suficientes para que empresas y población permanezcan en el medio rural. Según explicó, España cuenta con 1.300 municipios con menos de cien habitantes, y aunque la proporción de servicios por habitante es mayor que en áreas urbanas, “la accesibilidad y la dispersión” son los grandes desafíos.
Herce destacó el potencial de medidas fiscales diferenciadas, como las aprobadas para Soria y Teruel, y señaló que provincias como Segovia deben gestionar estratégicamente su proximidad a Madrid, poniendo el ejemplo del atractivo turístico de Pedraza y su saturación en fines de semana.
La consultora Molina aportó la visión financiera y social, insistiendo en que los proyectos destinados a revertir la despoblación “deben contemplarse como inversiones a largo plazo”. La despoblación debe abordarse como una inversión, no como un gasto. Explicó que la inversión de impacto —que combina resultados económicos y sociales— y los contratos de pago por resultados son herramientas adecuadas para canalizar recursos públicos y privados hacia proyectos rurales sostenibles.
Molina defendió modelos en los que intervengan administraciones, inversores privados y entidades sociales, siempre con metodologías basadas en evidencia y teoría del cambio, y subrayó que la clave es “identificar necesidades reales y generar cohesión social”.
