Si de algo puede presumir la comarca de El Carracillo es de su tendencia a la baja en cuanto a paro, su alta capacidad de trabajo y empleo, y de haber sabido aprovechar de manera excelente las bondades de su territorio. El Carracillo es una comarca natural de la provincia de Segovia y que se encuentra inmersa en la llanura de la Tierra de Pinares castellana, enmarcada entre los ríos Cega al norte y Pirón al sur. El término procede de la Edad Media y toda su trayectoria histórica la convierte en lo que es hoy: un fuerte espacio que rompe los arquetipos de zona rural. La componen más de una decena de poblaciones que son Chañe, Fresneda de Cuéllar, Gomezserracín, Navalmanzano, Pinarejos, Remondo, Samboal, Sanchonuño, Vallelado, Narros de Cuéllar (perteneciente a Samboal), San Martín y Mudrián y las entidades locales pertenecientes a Cuéllar: Arroyo, Chatún y Campo. También se considera perteneciente Vallelado teniendo en cuenta la relación histórica entre el término El Carracillo y el municipio. No hay consenso claro sobre los límites territoriales de esta comarca, y también delimitan zonas internas los pertenecientes a la comunidad de regantes que recibe el mismo nombre. Lo que sí está claro es que la abundancia de terreno fértil y los múltiples recursos naturales han fortalecido a esta comarca y le han dado un gran privilegio: su explotación. De ella deriva el resto: unos bajos niveles de paro y posibilitar los medios para fijar esa población activa que además, atrae a otros sectores. A comienzos del siglo XX se inició en la comarca el cultivo de achicoria, aprovechando así el carácter arenoso de estas tierras pinariegas. En la década de los años 60, el cultivo de achicoria entró en declive y fue progresivamente reemplazado por el de hortaliza; esto es lo que ha convertido en la actualidad a El Carracillo en un referente dentro de la horticultura española. Los datos lo corroboran y con los años, la zona ha logrado la transformación de la actividad agraria hasta convertirla en una de las más rentables de toda España, porque sirven al mercado nacional pero en gran medida al extranjero. Es por ello que las cifras de paro siguen siendo bajas y cada año se renuevan demostrando que buena parte de la población activa se encuentra trabajando en toda la industria carracillana. Los datos proporcionados por municipios revelan que los índices son realmente bajos, lo que a su vez contribuye en la generación de actividad económica y mayor calidad de vida. Con población activa empleada como en El Carracillo, generar actividad al resto de sectores alimenta el ciclo económico y lo hace de manera fluida.
FRENANDO LA DESPOBLACIÓN
Por otro lado, la explotación de los recursos, que además de los hortícolas pasan por otros sectores como el de la madera o la ganadería, hace que la densidad demográfica media de la comarca sea de 18 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que duplica el resto del mundo rural de la región, gracias al trabajo que el propio territorio genera. Si bien es cierto que luchar contra la despoblaciones tarea complicada y así lo demuestran los datos, en El Carracillo esta lacra se ralentiza gracias al empleo. Castilla y León ha perdido el año pasado 13.075 habitantes, y teniendo en cuenta la tendencia, el de El Carracillo es un oasis que frena esta condena a la desaparición de buena parte del medio rural, mayoritario en Castilla y León.
El empleo generado en muchas localidades de la zona, como por ejemplo Sanchonuño, trae consigo políticas de vivienda necesarias para dar cabida a todas esas personas que están trabajando en la comarca. Recientemente se daba a conocer que el Ayuntamiento de este municipio había llevado a cabo la pertinente modificación de las normas urbanísticas para permitir la construcción de viviendas en distintas parcelas y zonas de la periferia. Los trabajadores que se desplazan hasta la localidad y alrededores, más de 300, viven en todos los municipios de alrededor: desde Chatún hasta Campo o Chañe. Visto el problema, el Ayuntamiento de Sanchonuño pone solución para poder seguir creciendo: tener vivienda posibilitará seguir hacia arriba. Con las modificaciones urbanísticas y el plan que se quiere ejecutar, se calcula que podrán asentarse en Sanchonuño unas 50 familias: más de 200 personas, como primera estimación. Además, gracias a otro plan que se está desarrollando en conjunto con la Junta de Castilla y León, otras 20 familias podrán acceder a viviendas de protección oficial. Por otro lado y además de la vivienda, la localidad prevé realizar con los correspondientes planes de actuación un nuevo polígono industrial. Pretende sacar a la venta terreno para empresas que ya han mostrado sus intenciones de instalarse en la zona. Igualmente, empresas instaladas ya en Sanchonuño necesitan terreno para ampliar sus negocios, otra muestra patente de crecimiento.
Este es solo un pequeño ejemplo de lo que ocurre en esta comarca, cuyos núcleos van paliando la devastadora despoblación con trabajo y mucho esfuerzo que se percibe en los datos de paro y densidades demográficas. Las ayudas de las administraciones se tornan también fundamentales para seguir con esta tendencia a la baja en cuanto a paro, y contenida respecto a número de habitantes.

Una comarca líder y convertida en ejemplo
El Carracillo es por muchos conocidos como ‘La Huerta de Segovia’, y es que su producción hortícola supera el 30% de la producción regional, y supone el 85% de la porvincial.Con estos datos, se sitúa entre las primeras filas a nivel nacional en el sector. Contra todos los ideales del secano castellano, El Carracillo destaca por el verde de sus campos que dan trabajo y calidad de vida, casi tanta como la de su producto. La producción hortícola es el medio de vida de miles de personas distrubuidas en esta quincena de poblaciones, pero sobre todo en Sanchonuño, Gomezserracín o Chatún, aunque el resto se ve salpicada y beneficiada por la actividad de estas.
La provincia de Segovia cultiva casi 6.000 hectáreas de hortalizas; más de la mitad se concentran en El Carracillo, con productos como la zanahoria, el puerro y la patata, pero sin olvidar maíz o remolacha. De todas ellas se encuentra a la cabeza y esto repercute directamente en la población y en los altos niveles de empleabilidad que se dan en todos los municipios que conforman la comarca.
Es destacable que el nombre de El Carracillo vaya ligado a las empresas más importantes de todo el territorio nacional. Huercasa, por ejemplo, es uno de los “gigantes” cuyas exportaciones y niveles de diversificación y expansión no cesan. Con Félix Moracho a la cabeza, Huercasa es uno de los mayores productores europeos de maíz dulce y remolacha, y destacado productor de legumbres. Operando en más de 40 países diferentes, su sede se encuentra en pleno corazón de El Carracillo, en Sanchonuño, donde contribuye a aumentar los niveles de empleo y se convierte en un potente agente de fijación de población.
Comparte población El Campo, otra empresa de referencia en cuanto a la producción hortícola (maíz, remolacha y patata) y con más de una decena de países a los que exportan, repartidos sobre todo por Europa. Pero los beneficios directos de la empresa que preside Silvia Muñoz están en una plantilla de más de 60 trabajadores que acuden cada día a sus instalaciones, con la actividad económica que eso genera en la zona y en las poblaciones de toda la comarca.
No se queda atrás y en la producción directa Viveros Campiña, en Chañe, productores líderes en fresa y frambuesa, desde 1985 con Gustavo Herranz como presidente de la cooperativa. Se convierten así en otra empresa referente de El Carracillo, concentrando la mayor parte de viveros de Europa. En campaña de recogida, Viveros Campiña es uno de los motivadores de población estacional: la creación de empleo por campaña puede superar la contratación de más de 800 personas.
Tierra de Pinares
El Carracillo se ubica también en la llamada Tierra de Pinares por lo que la explotación de resina, piñones y todo lo que genera la zona cobra un valor muy importante. Así, empresas como Naturpellet,ubicada también en Sanchonuño, se dedican a la elaboración de combustibles de madera y otros productos derivados como el pellet, la astilla seca o la viruta seca: todo lo que brinda el pinar. Se trata de una de las empresas más relevantes de todo el territorio español, pero a su vez es una de las que hace que Castilla y León lidere los niveles de producción nacional de pellet: de esta fábrica salen 60.000 toneladas anuales. Estas son solo algunas de las empresas más potentes de la zona que se alimentan de los recursos de la comarca, y que retroalimentan todo su conjunto para posicionar a El Carracillo en un lugar hegemónico.
