Tras superar las penas ligueras con un sufrido triunfo en la primera ronda de la Copa del Rey en La Coruña, el Balonmano Nava buscaba recuperar la sonrisa ante su afición en un nuevo compromiso liguero. Recibiendo la visita del REBI Cuenca, el equipo de Álvaro Senovilla pretendía romper la racha de cuatro derrotas ligueras consecutivas que lo había situado en una situación delicada en la tabla, y lo hizo a lo grande. En un duelo intenso y de poder a poder, un Mateus Buda estratosférico, culminando con una última parada decisiva en la posesión final, permitió al conjunto de Álvaro Senovilla lograr un triunfo tan agónico como necesario (33-32).
El choque comenzó con las defensas imponiéndose y con un nombre propio en los primeros compases: Mateus Buda, que con hasta tres intervenciones decisivas bajo palos sostuvo a los locales frente a un ataque algo errático. Fue Edu Reig quien abrió la cuenta para los naveros desde los siete metros, transformando dos lanzamientos consecutivos que pusieron al equipo de Álvaro Senovilla por delante en el marcador durante los primeros instantes de partido.
La reacción conquense no tardó en llegar y, con mayor acierto en ataque, el REBI Cuenca logró equilibrar el duelo en los primeros diez minutos (4-4). En este tramo, el propio Edu Reig volvió a destacar como referencia ofensiva del conjunto segoviano. Ni siquiera la exclusión de Bonnano alteró el planteamiento de Balonmano Nava, que siguió encontrando soluciones desde los extremos y con un David Fernández muy acertado. En el otro lado, Tavares se mostró infalible desde los siete metros para mantener la igualdad.
Sin dar su brazo a torcer
El intercambio de goles fue constante, sin que ninguno de los dos conjuntos consiguiera abrir una renta superior a un tanto. En los minutos finales, Pablo Herranz emergió como pieza destacada en el ataque navero, mientras Cuenca mantenía su eficacia desde el ataque en estático. La última jugada del primer tiempo pudo ampliar la ventaja visitante, pero la defensa navera lo impidió, dejando el marcador en un ajustado 15-16 al descanso, tras una primera parte de poder a poder.

La reanudación comenzó con REBI Cuenca ampliando la diferencia en apenas unos minutos. En dos acciones rápidas, los visitantes lograron una brecha inicial de tres goles, que se transformó en cuatro (17-21), ante un Balonmano Nava incómodo en defensa. Sin embargo, la adversidad despertó al equipo navero ante una afición entregada. Con un ataque incisivo y efectivo, el Nava redujo rápidamente la diferencia, colocándose a solo un gol a los diez minutos de la segunda parte (22-23).
La reacción local se consolidó gracias a un Mateus Buda que comenzó a elevar su porcentaje de paradas con intervenciones de alto nivel, y a la inspiración ofensiva de Pablo Herranz y Joao Bandeira, que permitieron al Viveros Herol Nava igualar e incluso tomar el mando en el marcador, obligando a Lidio Jiménez a solicitar tiempo muerto.
Buda, héroe bajo palos
Los minutos siguientes fueron un intercambio constante de golpes. REBI Cuenca recuperó momentáneamente la ventaja mínima, y Senovilla detuvo el encuentro a falta de diez minutos para reorganizar a su equipo. El esfuerzo navero dio frutos: dos intervenciones de Buda y la efectividad ofensiva de Bandeira permitieron al Nava ponerse por delante a cinco minutos del final. Con todo por decidir, el último tramo del encuentro fue de máxima tensión. Una parada de Tonicher y un gol de Nacho Pizarro llevaron a los conquenses a empatar el duelo a un minuto para la conclusión.
En él, Gonzalo Carró no falló y en la última posesión conquense terminó por coronar a Mateus Buda como héroe del equipo de Álvaro Senovilla. Porque con una última parada estratosférica sobre Toth, el Balonmano Nava selló un triunfo agónico que permite coger aire a un equipo que necesitaba un triunfo como el comer y que vio cómo, esta vez sí, todo su esfuerzo se tradujo en una victoria que, quien sabe, si puede suponer algo más que dos puntos.
