Durante el primer tramo de la temporada, el Viveros Herol atesoraba en casa números de equipos situado en las tres primeras posiciones, pero lejos de Nava apenas sumaba puntos. Transcurrida prácticamente toda la primera vuelta, las tornas han cambiado, y ahora el conjunto segoviano suma puntos con cierta asiduidad fuera de casa, con lo difícil que es eso en la Asobal, pero en Nava de la Asunción no vence desde que lo hiciera el 5 de octubre frente al Ademar. Una sequía de victorias de más de dos meses, que va a obligar a sentar al equipo de Zupo Equisoain en el diván para explicar cómo teniendo todo a favor para ganar en casa, no lo consigue.
Y no lo hace porque, como sucedió en la tarde de ayer frente al Balonmano Benidorm, el plantel sufre una desconexión brutal en determinados momentos de los partidos que le llevan a encajar parciales demasiado grandes en contra. En otros duelos, como el último empatado frente al Atlético Valladolid, hay tiempo para remontar y salvar puntos, pero en otras ocasiones la derrota clara, contundente y desmoralizante, se viene como inevitable.
Este Benidorm de Fernando Latorre no es (aún) el equipazo que apunta, y que posiblemente alcance mayores cotas en la segunda vuelta de la competición, pero en la tarde de ayer solo tuvo que defender lo que no defendió Nava en la otra portería y contar con un guardameta, Ricardo Rodríguez, que paró él solo lo que no pararon ni Patotski ni Pleh, demasiado ‘vendidos’ en los lanzamientos de los contrarios.
TODO BIEN HASTA EL MINUTO 20
Porque el Balonmano Nava, que hasta el minuto 20 de partido estaba jugando un más que digno encuentro, con Patotski parando algo, Prokop y Moyano percutiendo bien sobre la defensa rival y Óscar Marugán y Nicolo culminando las contras, no defendió prácticamente nada durante los cuarenta minutos siguientes, y en ataque sufrió tal colapso en los últimos compases de la primera parte, y en los iniciales de la reanudación, que llegó a perder varias bolas en superioridad numérica, amén de fallar dos contragolpes seguidos, algún lanzamiento de siete metros y el resto de ‘cosas’ que le pasan a un equipo metido en una dinámica negativa.
Así se pasó de un ‘tranquilo’ 11-8 con el central Martínez viendo la roja por un golpe al cuello de Rodrigo, a un 11-13 que no auguraba nada bueno de cara al segundo tiempo, con Prokop reduciendo las distancias antes del descanso, pero perdiendo el equipo un ataque para empatar el partido, metido en un bucle que en la reanudación de convirtió en un remolino del que salir se antojaba muy complicado.
Zupo pidió tiempo muerto (aunque en realidad amagó con pedirlo y la mesa hizo sonar la bocina) pero daba igual que lo hubiera pedido, que no lo hubiera hecho, o que se hubiera sentado en el banco y no hubiera dicho una sola palabra más, porque el equipo no estaba para nadie, y tan solo Rodrigo Pérez Arce parecía capaz de sujetar al conjunto navero en el electrónico, porque la defensa siempre iba un paso por detrás de los lanzadores alicantinos, así que a lo más que se podía jugar era al intercambio de goles.
Hubo un conato de reacción cuando se pasó de un 17-23 a un 20-23, pero el ataque para poner el partido en dos tantos acabó con un lanzamiento de Rodrigo que detuvo el portero visitante, y en un abrir y cerrar de ojos el Benidorm, con Nacho Valles en el banquillo por culpa de un esguince, volvió a estirar la diferencia hasta los seis goles que mantuvo con solvencia hasta el final.
UN TIEMPO MUERTO MUY EVITABLE
El partido se afeó a falta de poco menos de minuto y medio para la conclusión, cuando con el marcador absolutamente decidido para el Benidorm, Fernando Latorre pidió un tiempo muerto que no le cayó nada bien a Zupo. Como la afición navera está bien enseñada, no fueron demasiadas las voces que criticaron la acción del técnico visitante, que en rueda de prensa explicó que no quiso faltar al respeto a los seguidores locales, aunque pareció que ese tiempo muerto llevaba ‘dedicatoria’ para el técnico local. Ambos se encararon al final del encuentro, lo que lleva a pensar que hay más de una cuenta pendiente entre ambos.
Sea como fuere, el Benidorm se llevó una más que merecida victoria, y sienta en el diván a un Balonmano Nava que no sabe por qué no es capaz de ganar en casa lo que sí sabe hacer fuera.
