Desde hace muchos años se mantienen vivas en nuestra ciudad unas normas que, en muchos aspectos, resultaron rígidas, y que mantenerlas se han evitado algunos cambios que debieron modificarse a tiempo. Pero todavía, como parece que estamos viendo, hay una cierta, parece que decidida, tendencia a buscarles soluciones mediante aplicaciones de técnicas que no son actuales, repito, pero que por hábito o costumbres nadie se decidió a cambiar.
Siempre me llamó la atención que en la entrada de la antigua carretera de Boceguillas no fuera posible sustituir, desde la misma Plaza Oriental, el adoquinado por el asfalto, cuando ya se había iniciado su aplicación en la avenida del Padre Claret desde la misma plaza Oriental.
O que en una carretera como la popularmente llamada De Los Hoyos, nunca se hubiera sustituido el molesto adoquinado por una sólida capa de asfalto, con lo que se habría ganado mucho, dado que el adoquinado, al permitir la vibración por culpa del paso continuo de vehículos, provocaron en varias ocasiones desprendimientos de los terraplenes laterales. Y se recordará que hubo que tapiar varias grandes cuevas para evitar desgracias personales en los grupos humanos que en ellas habitaron durante años.
Ahora se acaba de anunciar el próximo cambio de firme en la citada Cuesta de los Hoyos, cambio que, repito, será muy bien recibido, pues contribuirá a asegurar la conducción, dado que el trazado de la carretera no es muy cómodo por sus frecuentes y a veces muy cerradas curvas, y seguir manteniéndose la doble circulación por el camino. Y bien merece recordar que sobre todo en descenso hacia a Alameda de la Fuencisla, existe el peligroso talud que mantiene el Valle del Clamores. Y pasando de la historia del arroyo de aguas residuales, hoy bien tapaditas, que también la riene…
Damos un salto, desde nuestra Segovia silenciosa, donde se escuchan las excavadoras sobre los firmes ya tantas veces trabajados, a un lugar situado nada menos que a 3.576 kilómetros, donde no hay excadaroras pero sí continuos bombardeos y cañonazos que paulatinamente van destruyendo, a la vez que se llevan por delante las vidas de muchos seres humanos que no han hecho nada para merecer este castigo. La Franja de Gaza es hoy un suplicio permanente para muchos seres, pero si embargo los que lo provocan no parecen ser humanos, ni sentir el dolor de los demás, que se nos está ofreciendo continuamente a través de imágenes televisivas o transmisiones de radio a través de los corresponsales de prensa que también se juegan allá la vida para hacernos ver y oír lo que está pasando.
Si todas las guerras, desde las primeras que mantuvo el hombre, son cruentas, ha aquí la muestra de los que se empeñan en continuarlas por su auténtica falta de conciencia, humanidad, comprensión…Ello nos lleva a recordar los millones de seres martirizados por los políticos desaprensivos que ante nada se detienen, nada más que por continuar adelante con su afán de destruir y seguir ellos en el poder.
¿Hasta dónde puede seguir la violencia que tanto desastre viene dejando, y que ni ante ruegos y más ruegos de personajes relevantes en el mundo hacen ni maldito caso, llevados de su soberbia, de su ansia de poder, que parece que personalmente les causa una gran satisfacción.
Perdone el amigo lector, este modesto desahogo tan personal, del que supongo estarán también padeciendo ellos, aunque no esté en nuestras manos el poder poner una mínima solución a tanta barbarie.
