Desde hace dos meses el Presidente Trump y los medios de comunicación que han apoyado, orientado y amplificado sus mensajes han servido como colaboradores necesarios de un acto criminal como el que representa la toma violenta del Capitolio de Washington.
En España vivimos en su día la triste experiencia de la toma del Congreso, en un intento de golpe de Estado —y el consecuente secuestro de los parlamentarios en su propia sede—, encabezado por el Teniente Coronel Tejero. Este acto puso en riesgo la continuidad de la casi recién estrenada democracia en nuestro país. Lo insólito es que casi 40 años después, la asentada democracia de los Estados Unidos de Norteamérica haya sufrido una agresión tan grave como la invasión de su propio Congreso, alentada, arengada y azuzada por el Presidente en funciones de ese país.
A lo largo del último año, y muy especialmente de los dos últimos meses, el propio presidente Donald Trump ha alimentado la teoría de una conspiración que implicaba, entre otras denuncias, la afirmación, sin fundamento, de que se iba a manipular el voto por correo para dar la victoria a su oponente Joe Biden. Los abogados de Trump han realizado hasta 60 reclamaciones judiciales y los magistrados han rechazado, sistemáticamente, todas y cada una de ellas por falta de pruebas. Aun así, hasta ayer mismo Trump se había negado a facilitar el acceso al cargo del nuevo Presidente.
Una mayoría de los seguidores del hasta ahora presidente Trump han creído a pies juntillas las denuncias de un Presidente, que no ha dejado de alimentar las teorías conspiratorias a través de las redes sociales y de medios de comunicación afines, fundamentalmente Fox News y One América News Network.
Gracias a los medios de comunicación, cadenas de radio y televisión, fundamentalmente y algunos medios digitales, las imágenes del asalto al Capitolio pudieron llegar en directo a millones de personas en todo el mundo. Anoche mismo pude seguir en paralelo las señales enviadas a través de canales como CNN, BBC, Euro News, y, en nuestro país el Canal 24 horas de RTVE.
El asalto al congreso de los Estados Unidos ratifica el carácter imprescindible de un periodismo comprometido con la verdad y con los valores democráticos. Hoy los periódicos de todo el mundo amplían también con una información mucho más contextualizada, lo ocurrido ayer en Washington, que ha causado la muerte de 4 personas.
Las falsas noticias (fake news) contribuyeron a elevar en su día a la presidencia a Trump
Las falsas noticias (fake news) contribuyeron a elevar en su día a la presidencia a Donald Trump pero no podemos olvidar que este empresario multimillonario aprovechó también el descontento de millones de ciudadanos y ciudadanas norteamericanos que deseaban tener un líder que pudiera hacer bandera de su descontento y capitalizara el poder decir a los políticos ‘tradicionales’ los motivos de su desaliento y sentimiento de abandono. Muchos seguidores de Trump forman parte también de la América profunda, de la más rural y también de las facciones de una extrema derecha que reivindica su derecho a portar armas y en ocasiones, cuenta con numerosos integrantes de los movimientos supremacistas blancos que han tenido continuidad desde la guerra de secesión, en movimientos como el Ku Klux Klan; también integrantes muy activos de la Asociación Nacional del Rifle y otras asociaciones de parecida idiosincrasia.
No hay que olvidar que para que Trump también saliera votado en las anteriores elecciones de 2016, hubo fuga significativa de votantes del Partido Demócrata. Esto hace ver la importancia de contar con unos periodistas, profesionales de la información en los medios de comunicación, que sean leales a la verdad y que se confronten con quienes propagan bulos e informaciones falsas, fundamentalmente malintencionadas, al servicio del poder y que tratan de debilitar a la democracia. Es importante que contemos con medios de comunicación fuertes. Periódicos que puedan dar una información veraz, con periodistas reconocidos por su labor imprescindible de servicio público, radios y televisiones que ofrezcan informaciones contrastadas. En nuestro país la radiotelevisión pública estatal ha sido tradicionalmente el medio más seguido por su potencial para realizar grandes coberturas y contar con una amplia red de corresponsales.
No olvidemos que, sin periodistas, no hay periodismo
Lamentablemente, el debilitamiento sufrido por RTVE en los últimos años corre el riesgo de debilitar también unos medios públicos de imprescindible valor al servicio de la democracia. A pesar del desprestigio al que se ha abocado a la Corporación estatal de radio televisión pública en España, no quiero dejar de recordar la labor de profesionales como Carlos Franganillo, Ana Blanco, Sara Rancaño, Lorenzo Milá, Cristina Olea o Fran Sevilla, por citar tan solo a algunos de los profesionales que nos han facilitado la información sobre los sucesos de Washington en estas horas críticas.
No dejemos de valorar el imprescindible papel del periodismo, en todos sus ámbitos: local, regional, nacional e internacional. Un periodismo comprometido con la verdad. No olvidemos que, sin periodistas, no hay periodismo.
(*) Catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Valladolid. Campus María Zambrano de la UVa en Segovia.
