Un renault ante el Alcázar de Segovia. Alejandro González (Alex). 1935. Duranta los años treinta del pasado siglo, en Segovia, que tenía una Escuela de Artes y Oficios y una Escuela de Cerámica Artística, surgió un nutrido grupo de dibujantes, cartelistas y publicistas en el que militaron, entre otros, M. Camarero, Emilio Navarro, Manuel Bernardo, Juan Manuel Bardón, Donato Lobo, Alejandro González (Alex)… Este último abrió una agencia de publicidad a cuyo servicio ponía unos dibujos que realizaba siguiendo diversas tendencias, pero siempre elegantes. Los concesionarios de la Casa Renault contrataron con él la realización de un cartel publicitario y Alex preparó el que vemos. Inspirándose en el de Neumáticos Fisk, que conocería, y en el del Patronato Nacional de Turismo, que tendría delante, hizo éste que podría estar firmado por un autor de nuestros días.

Un Alcázar de Segovia rehecho por Walt Disney. 1937. Blancanieves y los siete enanitos fue la primera película de dibujos animados hablada y realizada en tecnicolor, hecha por aquel cineasta. ¿Verdad que el castillo se parece al Alcázar de Segovia? Con más torres, con más chapiteles, pero sobre una roca, alta la torre central, otra pequeña que sale por el lado derecho… Y atrás, hasta una catedral. Pero sólo era una pregunta que algunos segovianos se hacían. Y así, durante mucho tiempo se especuló sobre si el castillo segoviano era o no era el de la película. Hoy ya no hay duda sino certeza pues el año 2023, la productora Walt Disney Company, comunicó que el Alcázar de Segovia había sido el edificio que se tomó como modelo para recrear el que aparece en el film. Un castillo de ensueño.

Botella de Vermú GARCIANI. Sin duda, el hombre de negocios más echao pa lante y exitoso que tuvo Segovia en el siglo XX fue Nicomedes García Gómez, natural de Valverde del Majano. El año 1910, su padre vino con la familia a Segovia, donde abrieron una fábrica de anís que creció y creció hasta límites que nadie había esperado, pasando a fabricar, además del anís marca Castellana, brandy, turrón, vermú y wisky. E invirtiendo las ganancias para diversificar su actividad se fue haciendo con una agencia de publicidad, una compañía de trasporte de pasajeros, una naviera… Le gustaba mirarse en Segovia. A las botellas de anís y coñac las adornó con imágenes de la Vera Cruz, al turrón, con el Acueducto, al vermú con la silueta del Alcázar recortada en oro. Se quería a sí mismo. ¿Por qué garciani, don Nicomedes? GARCIA de mi apellido y NI, la primera sílaba de mi nombre. Y ¿por qué el Alcázar dorado, don Nicomedes? Para que el mundo vea que puedo convertir en oro todo lo que toco.

LIFE. 1949. Fue una revista norteamericana fundada en 1883, la más exitosa de cuantas se han publicado. En 1936, Henry Luce compró todos los derechos y la convirtió en número uno mundial en fofoperiodismo. En 1939 publicó cuatro fotografías del Alcázar de Segovia. La primera, desde un avión que fotografiaba a otro avión tomando el emplazamiento. La segunda, desde un punto de vista que mostraba una imagen próxima a la del cartel del Patronato Nacional de Turismo. La tercera, girando un poco más a la derecha, para conseguir un encaje próximo a la proa del barco idealizado. La cuarta, continuando el desplazamiento de la cámara para fotografiar la fachada sur del imponente edificio. La revista llegó a vender 13.000.000 de ejemplares cada semana. Su foto más famosa no fue ninguna de estas que hizo al Alcázar sino la publicada el 27-VII-1945, con un marino y una enfermera besándose en una calle de Nueva York cuando la multitud celebró la victoria de USA sobre Japón. Publicidad impagable, la de LIFE.

El atraco. Antoni Tapies. Óleo sobre lienzo. 1951. Este cuadro es de los primeros años del Antoni Tapies pintor, de cuando no llenaba sus composiciones de arena, alambres y telarañas, el Tapies no abstracto sino el que pintaba temas reconocibles. No conozco el cuadro sino por esta foto que encontré un día que me paseaba por el Mercat de San Antoni, en Barcelona. No es que me gustara, pero la compré porque en ella vi otra de esas imaginativas recreaciones del Alcázar de Segovia que andaba buscando desde el día de Monreale. El artista, según los críticos, proclive al surrealismo en su etapa del Dau al set (1948), retomó el trazo y el concepto de arte de Hegel, “lo objetivo óptico”, y el Alcázar de Segovia, con sus formas geométricas, permitía todo tipo de objetivaciones.

Paisaje y espíritu de España. Editorial Salvatella. 1951. La Editorial Salvatella, que andando el tiempo reconvirtió su nombre transformándolo en Editorial Salvat, ha publicado muchos e importantes libros en España. Y muchos, creo yo, tratando de crear un sentimiento sobre este país, duro pero maravilloso, desde el cabo Ortegal al de Gata y desde el Cabo de Creus hasta los arenales de Ayamonte. El que aquí presento, Paisaje y espíritu de España, es una obra de Aniceto Villar, bien escrita y mejor ilustrada, dirigida a escolares a quienes habla de una España ideal, guerrera, santa y muy bella en la suma de todas sus regiones. ¿Igual que la de ahora? De todas las bellezas a mostrar, el editor barcelonés, todavía Salvatella, eligió para portada una imagen del Alcázar de Segovia con el río Eresma y la pradera de San Marcos delante, inspirada en una cromolitografía del inglés Edgar T. D. Wigran, publicada casi medio siglo antes.

Castles in Spain. Frank Clune, 1952. Yo sabía que Chateaux en Espagne era frase común en Francia para designar una pequeña utopía, un deseo fantástico y difícil de cumplir. Pero desconocía que también lo fuera en el mundo anglosajón. Pero mira por dónde, ya os puse un libro de la norteamericana Carolina Mabry que llevaba ese título y ahora os pongo otro que encontré en una feria del libro antiguo y de ocasión, en este caso del australiano Frank Clune, quien alcanzó notoriedad con sus libros de viajes y de historias populares. Tampoco él, o su editor, encontró mejor ilustración para su Castles in Spain que el castillo de Segovia, visto de proa, enmarcado por unos chopos y dos jóvenes de aires andaluces delante. Para ellos, España eran Andalucía y Castilla. Y Castilla era el Alcázar de Segovia.

Míster Arkadin. Jano. 1952. Este fue el título de una película dirigida por Orson Welles que encontró en Segovia muchos de sus escenarios. Uno de ellos, hermoso, fue el Alcázar que, aunque ocupando un pequeño espacio, también aparece en el cartel anunciador. En éste domina la cabeza del protagonista y director, el ya citado Orson Welles, bastante ególatra. A la derecha se hallan Robert Arden y Paola Mory, dialogando delante del Alcázar y abajo, en el valle, en escena que las carteleras y prospectos, o programas de mano, hicieron famosa. Encima de ellos, separados por un rimero de dólares, el Alcázar de Segovia en dibujo limpio y perfectamente reconocible. Su autor fue Jano, acreditado dibujante de carteleras en los cines de la Gran Vía madrileña.

That Lady, Esa Señora en castellano. 1955. Aquí conocida como La princesa de Éboli, fue una película rodada en eastmancolor y cinemascope. Y tuvo uno de sus escenarios en el Alcázar de Segovia, al que los segovianos se acercaban en masa tratando de ver a la actriz Olivia de Havilland, la protagonista que también lo fue de otras muchas cintas y cuyo rostro llena casi todo el cartel publicitario. Pero entre su cara, tan dulce, y la figura de Gilbert Roland, que ha sido dibujado amenazando a alguien con la espada, quedó un pequeño espacio que dedicar al Alcázar, visto por el dibujante desde el noroeste, enriscado sobre sus cimientos rocosos.
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* Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
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