El alcalde de Navalilla, Raúl San Ignacio Martínez, es el corregidor más joven de toda la provincia. A pesar de ello, su primer año de legislatura ya le ha hecho conocedor de las necesidades de su municipio. Pero también se ha enfrentado a las múltiples dificultades que van adheridas a su nueva posición en el Consistorio.

Aunque no llega a la treintena, San Ignacio compagina su trabajo en una empresa familiar de embutidos y jamones con la labor de alcalde. Empezó su mandato justo en el peor de los momentos. Así, define una legislatura “complicada por la pandemia y, al ser joven, un poco difícil, pues la gente te toma menos en serio”. Con ello, se refiere tanto a empresas como a instituciones.

Aún así, considera que hay más beneficios que perjuicios. San Ignacio se enorgullece de trabajar por y para el pueblo donde se ha criado, el cual desea que, con su esfuerzo y el del resto de la corporación municipal, vaya a mejor. Él es la cara visible y responsable, pero el gobierno se sustenta en el apoyo de sus amigos, que son “de la misma peña y de toda la vida», como establece. “Es una alegría estar todos juntos y, si se hace una cosa, tiene que ser con la condición de que todos digamos que sí”, asegura.

San Ignacio no se presentó a las pasadas elecciones municipales como cabeza de partido. Tomó el relevo un año después, para reemplazar a Isidoro de Pablo García, al que agradece todos sus conocimientos y su persistente ayuda a la hora de acometer proyectos, resolver dudas y decidir sobre diversidad de medidas.

A pesar de las dificultades y que haya sido un año en el que todo ha estado “muy parado”, tal como el alcalde lamenta, sí se pueden enumerar multitud de logros conseguidos. De este modo, destaca el acondicionamiento del parque deportivo al haber colocado fluorescentes tanto en el frontón municipal como en la cancha de fútbol. Todo con el objetivo de que “la gente pueda jugar en verano y por la noche”, asevera.

Pero también se ha llevado a cabo una renovación del riego de una de las zonas verdes para hacer un consumo responsable del agua, así como la realización de un pequeño parque conmemorativo de máquinas viejas.

Aunque son muchas las medidas definidas por el alcalde, la mayoría están fundamentalmente orientadas a mejorar la vida de sus vecinos y promocionar el municipio “de forma urgente”, según establece, con el deseo de recuperar la gran cantidad de población perdida en los últimos años.

En consecución con estos objetivos, San Ignacio hace una reclamación: “Estamos intentando que pongan fibra óptica cuanto antes”, sostiene. A esto se suma la petición que desde el Ayuntamiento hacen para mejorar la cobertura, pues actualmente el teletrabajo es una misión complicada -por no decir imposible- y muchos vecinos tienen que desplazarse eventualmente a otras localidades cercanas para poder trabajar con buena conexión. “El Internet no va bien y hemos llegado a estar 15 día sin teléfono fijo”, detalla San Ignacio.

Un futuro más seguro

En esta misma línea, pide responsabilidades a la Junta de Castilla y León para mejorar la seguridad de la carretera general que atraviesa Navalilla. “Es muy recta y por ella pasan los coches muy rápido, por lo que tememos que algún día suceda una desgracia”, establece el regidor. En el pasado, se han dado varios atropellos. Por ello, reconocen esta medida como una de las más urgentes para hacer del municipio un lugar más seguro para sus habitantes.

Desde el Consistorio aseguran que hay mucha gente mayor que cruza por esa vía para ir desde el centro del pueblo hacia el pinar y a algunos huertos. Y según indica San Ignacio, “es una carretera en la que las líneas están mal pintadas”. Esto se debe a que son discontinuas y “los coches adelantan por el medio del pueblo a unas velocidades exageradas”, explica.

Por ello, se ruega la puesta en marcha de medidas de seguridad, como la señalización luminosa para que los vehículos disminuyan la velocidad o simplemente “pintar bien las líneas, algo que ya nos habían dicho que iban a hacer”, determina el regidor.

De este modo, la seguridad de los vecinos uno de los propósitos más perseguidos en su mandato. La media de edad en el municipio es muy alta, lo que ha conllevado a la toma de decisiones muy estrictas y drásticas, como todas las relacionadas con la pandemia. “En verano, cerramos parques y peñas porque había mucha gente. Aunque en aquel momento no lo entendían, luego agradecieron lo bien que lo hicimos”, afirma el alcalde.

Festejos veraniegos

Por el momento, este verano la situación se prevé más relajada. Y muestra de ello es el vaticinio de organizar algunas actividades “con toda seguridad, claro, pues aún tenemos miedo”, manifiesta San Ignacio. Con ello, no se refiere a conciertos ni orquestas que reúnen multitudes. O, al menos, no se quieren llevar a cabo tal como hasta ahora se conocían.

En Navalilla aún están en proceso de planear los próximos dos meses. De esta manera, sí se contempla organizar espectáculos de bailes típicos y regionales, así como recuperar las procesiones de las fiestas de San Roque y Nuestra Señora de la Asunción, siempre que se mantengan las medidas de seguridad sanitaria. También hacen especial hincapié en organizar actividades para amenizar el verano a los más pequeños.

De ninguna forma predicen unas fiestas “normales”. Al menos en el corto plazo, según indica el regidor. Pero desde el Ayuntamiento tienen todas las esperanzas depositadas en la celebración de San Sebastián el próximo 20 de enero. “Queremos hacer unas fiestas en condiciones, que la gente tiene ganas ya de venir al pueblo y estar a gusto”, concluye.