Rafael Álvarez Rodríguez *
Flotando en la nube a la espera de una consulta inesperada, estaba la verídica historia que personalmente me interesó conocer y que en estas líneas intento narrar. Antes de regresar al siglo XVII quiero que sepan cuál es la actualidad en la Red relativa a “El Agua de vida”. En lo que toca a la cuestión religiosa, en la Biblia y más concretamente en Apocalipsis 21:6 dice textualmente: “…Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del Agua de la Vida…” frase que interpretaron como una alusión al Espíritu Santo y atribuido a Jesucristo: “Todo el que beba de ésta agua volverá a tener sed…pero el que beba el agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás…”
El agua es la molécula más abundante en la naturaleza y el líquido más común del planeta y forma parte de las 2/3 partes del cuerpo humano y sin agua, no sería posible la vida. A la fuerte bebida destilada denominada Brandy o Whisky, en un Privilegio Real de 1494 constaba como “Agua de la Vida”. El “aquavil” es una bebida escandinava de 40% de alcohol por volumen destilada de patata o grano.
Y hay un libro titulado “El Agua de la Vida, el Plus Vitae” en el que su autor John Armstrong propone como terapia, el uso de la orina humana.
Y ahora llego a donde realmente quería llegar. Don Luis de Alderete y Soto nacido en el primer tercio del siglo XVII, fue médico, químico y alquimista y presumía haber descubierto con sus composiciones “la medicina universal” que denominó “Agua de Vida” y la empleó en su propia hija Margarita durante la epidemia malagueña de 1673. El 5 de diciembre de 1681 el Tribunal del Protomedicato procedió a prohibir su medicina y le conminó a declarar cómo y con qué la hacía.
Luis Amigo y Beltrán, Abogado de los Reales Consejos, es autor de una “Apología” a favor del Agua de Vida de D. Luis de Alderete y no dudó en identificarla con la “Piedra bendita de Paracelso”. La polémica en torno a ésta medicina suscitó tanto interés en la Corte, que el rey Carlos II decidió, que su confesor se entrevistase con el médico al objeto de conocer sus ideas y práctica. El caso es, y en ello reside mi interés, que el confesor aludido era fray Andrés de Villacastín (1626-†1687) monje Jerónimo natural de dicha Villa y familiar de fray Antonio de Villacastín, Obrero Mayor de El Escorial, concretamente era biznieto de Lope Moreno, hermano de Zazo Moreno, padre de fray Antón Moreno.
Tras el noviciado trabajó en la Botica del monasterio de El Escorial y estudio química durante siete años. Apreciada su valía le enviaron a estudiar medicina con D. Jacinto de Almazán con autorización de la Santa Sede. Tras licenciarse ejerció más de 24 años la medicina. Además fue Capellán del rey Carlos II, “Notario Apostólico” y “Procurador”.
Ante el interés del rey por “el agua de Vida” le encomendó a su Confesor, entrevistarse con D. Luis de Alderete lo que hizo en al menos en siete u ocho ocasiones, la menos duradera de cinco horas. Andrés informó al rey de cómo, si Su Majestad lo demandaba estaría aquel dispuesto a revelarle su secreto. Pero Su Majestad no resolvió en éste negocio. La opinión de fray Andrés era que D. Luis de Alderete era el mayor hombre del siglo XVII y digno de la posteridad y una de las grandezas que se contarían en el reinado de Carlos II. Fray Andrés de Villacastín escribió como resultado del conocimiento y conversaciones con D. Luis “La Chímica despreciada de D. Luis de Alderete y Soto perseguido, defendida y defendido por Fray Andrés de Villacastín monje Gerónimo, profeso del convento de S. Lorenzo de El Escorial con las doctrinas de los médicos griegos, árabes y Latinos, así los príncipes, como los Clásicos de sus Escuelas….” Granada, año de 1687 (aunque fue en 1684 cuando lo terminó).
Pasaron los años y en 1607, Félix Palacios dio, al parecer, la supuesta fórmula del Agua de Vida, no sin dejar constancia del mucho ruido que hizo en Madrid en tiempos pasados.
De Andrés del Hierro Bachiller, fray Andrés de Villacastín fue químico, medico, Confesor real, Notario Apostólico y Procurador, familiar de fray Antonio de Villacastín sin duda digno de memoria y recuerdo como hijo distinguido de la Villa de Villacastín.
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*Cronista Oficial de Villacastín.
