Cierto es que, en este caso, mi argumentario se aleja en cierto modo de la objetividad; aun así creo que la Carrera Murallas de Cuéllar goza de una buena salud y se sostiene en una organización casi perfecta; casi, por aquello de que todo es susceptible de mejora. El evento sitúa a Cuéllar como punto de referencia en el mundo de las carreras populares, pero tal vez debería aprovecharse para hacerlo en otros campos de la vida social y económica. Aparte de los participantes directos, durante esta jornada se concentran un gran número de personas con los consiguientes beneficios colaterales que este hecho puede suponer. Son muchos los aspectos a destacar; desde luego la disposición de los miembros del Club Atletismo Cuéllar y también de un necesario y amplio voluntariado. Ahora bien, todo evento debe evolucionar para evitar un deterioro que le encamine a la monotonía. Teniendo en cuenta ese buen momento del que disfruta la prueba, cabría preguntarse si no se hace necesario una mayor implicación de los sectores directamente beneficiados, en busca de un crecimiento que muestre la mejor cara de la Villa, lo que no es tarea sólo de los organizadores; porque es obvio que resulta, como otras tantas posibles actividades, una buena oportunidad para mostrar posibilidades locales.
