Altos cargos de Cuba y Estados Unidos reanudarán la próxima semana en Washington las conversaciones para normalizar las relaciones diplomáticas mediante la reapertura de embajadas.
Una de las fuentes subrayó que el objetivo de esta reunión será finalizar ya la etapa de negociaciones para restablecer las relaciones diplomáticas para dar el siguiente paso con la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.
Además, las fuentes avanzaron que, si las conversaciones son exitosas —tal y como espera la Casa Blanca— el presidente estadounidense, Barack Obama, prevé nombrar embajador en La Habana al actual responsable de la Sección de Intereses, Jeffrey DeLaurentis.
El Gobierno norteamericano ya intentó promocionar a DeLaurentis como embajador anticipándose así a una posible —y finalmente cierta—composición de un Congreso dominado en las dos cámaras por los republicanos, lo que podría de esta forma complicar esta designación, que debe ser ratificada por el Senado.
Ambos países han evidenciado en estos seis meses la urgencia de normalizar las relaciones diplomáticas como primer paso para avanzar hacia un completo restablecimiento de los vínculos bilaterales a todos los niveles.
Sin embargo, Cuba ha puesto condiciones concretas para dar este primer paso. El Gobierno de Raúl Castro ha exigido la salida de la lista de países patrocinadores del terrorismo —un proceso que ya está en marcha y que concluirá a finales de mayo—y, por otra parte, la “devolución” a Cuba de la base militar de Guantánamo, algo sobre lo que Estados Unidos no se ha pronunciado todavía.
Por delante, quedarían el fin del bloqueo financiero, económico y comercial impuesto contra la isla caribeña desde 1962, lo que requerirá la connivencia de Casa Blanca y Congreso, algo que parece impensable actualmente, y los avances en Derechos Humanos del régimen ‘castrista’.
Desde el pasado 17 de diciembre, cuando Obama y Castro dieron a conocer al mundo su intención de poner fin a un enfrentamiento dilatado durante más de 50 años, han tenido lugar dos reuniones de alto nivel en tanto en La Habana como en Washington y varias —aunque con menos trascendencia mediática— para tratar diversas cuestiones técnicas que afectan a la relación de ambos.