Estados Unidos, en un intenso esfuerzo diplomático, intenta recuperar en África el terreno perdido en la última década frente a China. La visita del inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, seguida de la actual gira de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, no puede ocultar sin embargo una contundente realidad: el gigante amarillo ha superado al coloso americano como el principal socio comercial del deseado continente.
Es uno de los principales problemas que afronta Clinton en su periplo por Kenia, Sudáfrica, Angola, República Democrática de Congo, Nigeria, Liberia y Cabo Verde, que pretende extender el mensaje de buen gobierno de Washington y reforzar las relaciones con sus principales suministradores de petróleo en el continente.
Las autoridades estadounidenses se han mostrado deseosas de destacar el salto del 28 por ciento que ha dado el comercio con el África subsahariana en 2008 hasta 104.000 millones de dólares, incluso a pesar de que el aumento sea achacable sobre todo al elevado precio del petróleo, que supone alrededor del 80 por ciento de las importaciones norteamericanas desde el Continente Negro.
Sin embargo, hay otro dato que dice más sobre hacia dónde va el desarrollo del territorio más pobre del planeta: la multiplicación por 10 en esta década del comercio con China hasta 107.000 millones de dólares el año pasado, superando así a Estados Unidos.
Probablemente la crisis, primero financiera y luego económica, que ha llevado a las economías de Europa y Norteamérica a la recesión y forzado a sus empresas a recortar su expansión en el exterior, reforzará esta tendencia, dicen analistas, a pesar de la buena voluntad hacia la región de Obama, cuyo padre era keniano. «Obama ha tenido un cierto efecto, pero se está deshaciendo muy rápidamente», comenta Martyn Davies, de la consultaría de inversión regional Frontier Advisory, que tiene su sede en Johannesburgo.
«La realidad está volviendo, y la realidad es que la crisis económica está acelerando un cambio geoestratégico de África hacia Asia, centrado sobre todo alrededor de China», agrega el analista.
En cuanto a la actualidad más inmediata, Hillary Clinton inició ayer su visita de tres días a Sudáfrica con una llamada al Gobierno de este país a que actúe para mejorar la situación de crisis económica y política que sufren los ciudadanos de Zimbabue.
Tras reunirse con la ministra de Cooperación y Relaciones Internacionales, Maite Nkoana-Mashabane, la jefa de la diplomacia de EEUU apuntó que «Sudáfrica sabe muy bien la crisis que atraviesa Zimbabue, puesto que acoge a más de cuatro millones de refugiados de ese país» y reafirmó su compromiso en ayudar al país africano, gobernado desde su independencia en 1980 por Robert Mugabe.
Sin salir del continente, ayer también se hizo público que Estados Unidos está estudiando aumentar el envío de armas y munición a Somalia para ayudar al Gobierno de Transición a luchar contra grupos extremistas islamistas como Al Shabab, según informó el portavoz del Departamento de Estado, Robert Wood. Washington tiene previsto mandar 40 toneladas de material armamentístico al país africano, «que podría incrementar en algún momento», indicó Wood durante su rueda de prensa diaria.
«Los problemas de Somalia son problemas no solo para la región, sino para todo el mundo», argumentó el portavoz, que agregó: «Es de la incumbencia de todos explorar y ver qué más podemos hacer».
EEUU comenzó la entrega de armas a Somalia el pasado junio, en un intento por impedir que los rebeldes islamistas, a quienes vincula con Al Qaeda, derriben el Ejecutivo. Washington considera que este Gabinete es «la mejor esperanza que tenemos ahora para restablecer la estabilidad no solo en Somalia, sino en el Cuerno de África», apuntó Wood.
