Para ser el vencedor, el presidente estadounidense, Barack Obama, mostró un semblante demasiado preocupado. Aunque por fin pudo anunciar el final de una larga batalla política por los recortes de impuestos, pero no adoptó ninguna expresión de júbilo ni retórica triunfalista. Estados Unidos y los mercados financieros respiraron ayer aliviados por el acuerdo alcanzado entre demócratas y republicanos, ratificado por el Congreso, que sortea el abismo fiscal, el cual supondrá un aumento de los impuestos a los ciudadanos más ricos, evitará el aumento de impuestos a la clase media y extenderá las ayudas al desempleo.
Sin embargo, el presidente Barack Obama advirtió que se trata solo de la primera batalla en una gran guerra contra el déficit, y alertó de que es un aplazamiento, ya que el recorte global del 10 por ciento en el gasto público solo se pospone durante dos meses. Por ello, el compromiso parece un respiro hasta febrero, cuando se espera la próxima ronda de negociaciones sobre los recortes, y que se augura dura y difícil. De ahí, parte de su descontento.
Tras la ratificación por la Cámara, de mayoría republicana, del pacto, después de la aprobación del Senado y dos horas después de que expirase el plazo para la entrada en vigor automática el 1 de enero de una serie de subidas de impuestos a gran escala e importantes recortes en ayudas, Obama que rubricó el texto.
El demócrata agradeció el respaldo a las dos partes y dijo que solo firmaría una ley que elevara los impuestos para el dos por ciento más rico de la población y evitara cargas adicionales a la clase media. La legislación permitirá el incremento de los impuestos sobre la renta desde el 35 hasta el 39,6 por ciento a los hogares que ingresen más de 450.000 dólares (339.000 euros) al año y a los que ganen más de 400.000 dólares (alrededor de 300.000 euros).
Y tras conocer el sí, voló de vuelta a Hawai para continuar las vacaciones con su familia.
Obama se mostró «muy abierto al compromiso» y reconoció que el programa de asistencia médica pública para personas mayores (Medicare) necesita ser reformado, pues es el factor que más contribuye al déficit.
Las próximas discusiones presupuestarias también se centrarán en las tasas para los ricos, en incentivar la innovación, crear puestos de trabajo y mejorar las infraestructuras para impulsar el crecimiento económico y «mayores oportunidades para todos», agregó el mandatario.
Además, lanzó una advertencia sobre el techo de deuda del país y la posibilidad de que se repita una dura disputa al respecto en el Congreso. «No tendré otro debate», aseguró.
