Con una gran operación militar en marcha en el sur de Afganistán, fuentes del Gobierno de EEUU aseguraron ayer que el número dos de los talibanes afganos ha sido detenido en Pakistán, un hecho que los insurgentes negaron.
«Las noticias del arresto del mulá (Abdul Gani) Baradar son falsas e infundadas. No está en Pakistán, sino ocupado en la yihad en Afganistán», aseguró un portavoz del movimiento insurgente, Mohamed Yusuf Ahmadi, que calificó esta información de «propaganda» por parte de Washington.
Según el New York Times, Baradar fue arrestado hace unos días durante una operación secreta de los servicios de inteligencia paquistaníes y estadounidenses en Karachi, en el sur de Pakistán.
Por su parte, el ministro del Interior del país, Rehman Malik, lejos de confirmar la noticia, quiso dejar claro que Islamabad y Washington comparten información de inteligencia en la lucha antiterrorista, pero que su país no permite operaciones de fuerzas extranjeras en su territorio. «Estamos identificando a todos los que hemos detenido, si hay algún gran objetivo, se lo haré saber», indicó el ministro. «Si el New York Times da información, no es una verdad divina, puede estar equivocado», subrayó, explicando que su país tiene con EEUU «información de inteligencia compartida, pero no una investigación conjunta ni redadas conjuntas».
«Somos un Estado soberano y por tanto no permitiremos que nadie venga y lleve a cabo ninguna operación. Así que esta información es propaganda», aseveró.
Por su parte, el ex director del ISI (Inter-Servicio de Inteligencia) Hamid Gul también puso en duda que el arresto haya sido resultado de una acción combinada, ya que es algo «inusual». Gul consideró que el hecho de que «uno de los principales líderes de los talibanes sea detenido aquí», en Pakistán, y además sea en una operación conjunta entre ambos países «es algo sin precedentes».
Asimismo, el ex mandatario del ISI -órgano al que se ha acusado desde hace tiempo de respaldar a los talibanes- previno de que la detención de su número dos no necesariamente será un duro revés para los insurgentes. «No son una organización monolítica», explicó. «No creo que la captura vaya a afectar la capacidad de los rebeldes de resistir el ataque que los estadounidenses quieren lanzar», remachó.
Según la Interpol, Baradar nació en 1968 en la provincia de Uruzgán. Tras los atentados del 11-S, el mulá Omar le encargó que se hiciera cargo de las fuerzas talibán en el norte de Afganistán. Dirige las operaciones cotidianas de los talibanes, tanto las financieras -concediendo fondos-, como las militares, diseñando las tácticas y designando los altos cargos.
Asimismo, sería el responsable de la táctica talibán de colocar flores, el eufemismo empleado para los artefactos que se han puesto en las carreteras afganas y que en la ofensiva de Helmand están ralentizando el avance de las fuerzas aliadas y afganas.
Baradar también estaría detrás de la redacción el año pasado del código de conducta para los milicianos en el que se les dan directrices para evitar la muerte de civiles, cómo ganarse a los afganos y la necesidad de limitar los atentados suicidas para evitar contragolpes.
