El poeta inglés de origen sefardí Al Alvarez ganó fama como ensayista. Su libro sobre el suicidio, intitulado ‘El dios salvaje’, investiga esa esencia perturbadora de quienes ponen fin a la vida por su propia mano. Se inmolan a una divinidad oscura y atroz.
En la Edad Media, su conducta tenía consecuencias tras la muerte: los enterraban en cruces de caminos. No hace mucho escribí que España estaba en una encrucijada. Entre dos caminos infernales. La vicepresidenta en funciones silabea “las derechas”, lo hace fieramente, subrayando mucho las ‘eses’, para demostrar su animosidad extrema. En otros ámbitos se alude sin rodeos a los peligros sempiternos de “la izquierda”. Hay que remontarse a la Asamblea Francesa, en el verano turbulento de 1789, para precisar tales conceptos. Los que se oponían al posible veto del rey se sentaron a la izquierda del presidente de la Asamblea. Quienes defendían el veto regio, a su derecha. Sobre esta coyuntura casual se ha articulado la historia azarosa del siglo XX. Sobre esa dicotomía estéril se han matado los españoles durante nuestra guerra civil. Y todavía algunos tienen la desfachatez de agitar el espantajo de esta división, con tal de calentar los ánimos. Con tal de ocultar que demasiados políticos han robado a dos manos, con la derecha y con la izquierda. Demasiados políticos han venido a servirse de España, que no a servir a España, y han llegado indistintamente por el carril izquierdo y por el carril derecho. La única diferencia entre el PSOE y el PP, nada desdeñable dadas las circunstancias, es que el PP no incorpora a los separatistas a su horizonte de alianzas, si bien también tiende a blandear en este asunto. En lo restante ambos miran por el retrovisor, querenciosos del pasado. Los problemas de los españoles no tienen solución en ese retorcido cruce de caminos. Poner España en marcha es más que un eslogan. Significa buscar el camino recto, tirar por la calle de en medio. Construir sobre lo que a todos nos une, al margen de viejas etiquetas excluyentes. España no se va a suicidar, no va a inmolarse a ninguna deidad fratricida. Vamos a salir de esta encrucijada, ténganlo por cierto. El dios salvaje puede esperar sentado..
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(*) Diputado por Segovia (Cs).
