Cuenta un insigne hombre de negocios que en una compraventa en la que aparecía como adquirente de una importante industria, y una vez que se había fijado contractualmente el precio, el vendedor le dijo: te la habría vendido por cien millones menos; a lo que nuestro hombre contestó: y yo te la habría comprado por cien millones más. Viene la anécdota como referencia al valor del pacto: posiblemente nadie gana definitivamente, pero en realidad todos terminan ganando. Desde estas páginas hemos defendido siempre el valor del acuerdo como sustrato de la convivencia. La propia convivencia en sociedad es fruto de un pacto, si nos creemos a Thomas Hobbes.
Esta semana hemos asistido a un acuerdo significativo: el que han firmado la mayor parte de los partidos políticos con representación en las Cortes de Castilla y León. Hay aspectos que no terminan de agradarnos, ¿y cómo no? Por ejemplo, el punto 83 que establece la suspensión, que no retirada, de la tramitación parlamentaria del proyecto de ley que prácticamente eliminaba el Impuesto de Sucesiones entre familiares directos; un impuesto este injusto por cuanto supone una doble imposición y fomenta el gasto antes que el ahorro. Tampoco es de nuestro parecer la retirada de la demanda de las cantidades procedentes de la no devolución de la liquidación del IVA por parte del Gobierno central, algo que penaliza la capacidad de financiación de las Comunidades Autónomas. En el lado contrario, y siguiendo con aspectos institucionales, es de alabar la solicitud a la Administración central de la flexibilización de la ley 27/2013, (regla de gasto), permitiendo liberar los superávits de las entidades locales, aunque nos parezca restrictivo que, en su caso, solo se utilicen estos para hacer frentes a políticas derivadas de la lucha contra la pandemia y sus efectos.
Pero los 86 puntos que conforman el acuerdo componen un escenario propicio para la recuperación económica, el empleo y la cohesión social con medidas concretas que inciden en el gasto sanitario, la cobertura social y el apoyo empresarial. Hay que felicitar a los firmantes por dejar a un lado los intereses particulares y dar un ejemplo que ojalá sirva de precedente para un acuerdo a escala nacional.