Ayer jueves, 6 de noviembre, el prestigioso Grupo Artevino, dio el pistoletazo de salida del “Otoño más deseado” en el restaurante San Antonio el Real, una auténtica joya histórica y artística que no tarda en colgar el cartel de “entradas agotadas” en esta programación. ¡Normal que Enrique IV de Castilla eligiera este espacio como palacio de recreo!
El sumiller Paco Plaza, presidente de la Asociación de Sumilleres de Segovia (y amigo de esta gran familia), y Carlos Lozano (Artevino), abrían la velada con La Rosa Blanca, una garnacha de la D.O.C. Rioja, que acompañó con finura a una croqueta de bacalao y manzana.
Para continuar, la vanguardia de Vetus, una joven bodega que ha sabido mantener viva la esencia de la Denominación de Origen Toro, explorando nuevos matices enológicos, se fusionó a la perfección con el arte de la cocina del Chef Diego Isabel. Vetus, 100% tinta de toro, se abrazó con una vieira al horno y terrina de venado al cacao y cremoso de patata trufada.
Finca Villacreces fue el vino del postre. Un Ribera del Duero con aromas de cacao que supo estar a la altura de la sinfonía de chocholate Valrhona Guanaja 70%.
Equilibrio, elegancia y vanguardia en el arranque del Otoño Enológico.
Casi a la misma hora, el restaurante San Marcos, mirador de excepción de la iglesia de la Veracruz, se estrenaba en la programación enológica de la Fundación Caja Rural con tres propuestas gastronómicas y tres vinos de la bodega Blas Muñoz, situada en pleno corazón de la región vitivinícola de Castilla la Mancha. Blas Muñoz, un Chardonay fermentado y criado en barrica que se ha convertido en el buque insignia de la bodega, acompañó a un aperitivo y ceviche de zamburiñas. Frescura a raudales en el primer maridaje. Un vino de los de guardar en el recuerdo.
La estructura del segundo vino, Finca Muñoz, un tempranillo con un 20% de merlot, glicérico, con buena acidez y gran carácter, sirvió para armonizar con la grasa del salmón glaseado al Bourbon sobre parmentier de patata.
Legado Muñoz, un blanco de las uvas verdejo y macabeo, sorprendió acompañando al postre: bomba de pera y chocolate de pistacho sobre lecho de nieve. El puntito goloso de la macabeo, más conocida por su presencia en los cavas, se ensambló a las mil maravillas con la fruta del tercer pase.
El blues y el country de Café Solo redondearon una velada mágica en la que San Marcos dejó claro que, ha llegado para quedarse.
Hoy viernes continúan las propuestas enológicas en Casares (Segovia) La Portada (Torrecaballeros) y La Viña (San Rafael).
