Luka Sebetic y Dmytro Horiha son ya dos naveros más. Porque hay lenguajes universales que superan las barreras idiomáticas; apenas hablan español, pero el pueblo les hace sentirse bienvenidos entre sonrisas, choques de mano o cafés. La receta la tiene el capitán, Carlos Villagrán: “Mucha naturalidad”. Un valor preciado para dos jugadores procedentes de la liga ucraniana que han perdido exactamente eso: la rutina, la normalidad. “La gente aquí tiene un don en acoger, darles todo y hacerles partícipes del pueblo cuanto antes. Es algo innato que tenemos, un valor incalculable. No hace falta que haya una guerra para que todo eso salga”.
Nava de la Asunción ha recaudado fondos, alimentos y suministros para Ucrania. El club tiene una bandera en el pabellón y entrega lazos a los aficionados con los colores azul y amarillo. Ello se añade el puro interés deportivo de una población que tiene en el balonmano su principal seña de identidad. “Se ha generado una cierta expectación en el pueblo para ver a jugadores de este altísimo nivel, que era impensable que puedan recalar en nuestro equipo”.
Compenetración en la cancha
En lo deportivo, las sensaciones de Villagrán son buenas tras apenas una semana de trabajo con Sebetic y tres entrenamientos con Horiha. “Son recién llegados, tendrán su periodo de adaptación, pero son jugadores de un alto nivel y nos aportarán bastante”. La filosofía es “simplificar bastante todos los conceptos” porque apenas quedan dos meses de competición y el rendimiento que se pide es inmediato. Su experiencia en competiciones europeas acredita su calidad. “Ellos asimilan muy rápidamente todo y tienen un gran desequilibrio cuando realizan cualquier movimiento. Son chavales con mucho interés por estar aquí y aportar lo que puedan”. A partir de ahí, el club trabaja en la adaptación sobre la cancha.
“Ya lo dijo Prokop, el balonmano es un lenguaje universal. Con gestos y miradas es fácil entendernos. De hecho, los entrenamientos llevan una dinámica muy buena. Si un compañero hace el ejercicio antes, ellos son capaces de asimilarlo. Se está trabajando con fluidez. Luego ya en alguna pausa sí que intentamos pulir algún detalle”. Ayudan hábitos como la merienda de los jueves por ‘multas’ en el día a día. “Les haremos pagar a ellos también”, sonríe el capitán. En un deporte cada vez más global, integrar a recién llegados es el pan de cada día. “Ellos también lo han hecho en sus equipos”. Máxime porque ambos llegados militaban en el mismo equipo, el Motor Zaporozhye, que jugó la Liga de Campeones.
La labor de traducción queda en manos de los balcánicos y eslavos, los más duchos en idiomas por la complejidad de sus lenguas nativas y por las similitudes con las de los nuevos llegados. Patotski (bielorruso), Pleh (bosnio) o los eslovacos: Prokop y Smetanka. Sebetic habla inglés, así que Adrián Rosales o Nico D’Antino tienden un puente. Y el croata ha aprendido “rapidísimo” porque su mujer habla español. “El inglés que yo tengo, que es muy bajo, ya me da para comunicarme con él”, sonríe Villagrán. El nexo con Horiha es el ruso, así que necesita más al grupo de eslavos. Ellos, que también fueron acogidos con alfombra roja, devuelven ahora el favor. Los valores de Nava perduran.
Refuerzo del tiro exterior
Su llegada cambia “abismalmente” la filosofía de juego del Nava. “Antes del parón, éramos jugadores muy pequeños y nos tocaba elaborar muchísimo el juego para generar una ventaja. Antes, con Prokop y Moyano, teníamos más facilidades por su lanzamiento exterior, se generaba esa ventaja más fácil. Con ellos ocurrirá lo mismo; solo con su presencia en la cancha nos facilitará abrir más a las defensas. Y en defensa metemos más kilos, que también es importante”.
El nuevo Nava podría intuirse el sábado cuando visite Irún para medirse al Bidasoa, segundo. “Tenemos una incógnita fuerte, que venimos de prácticamente un mes sin competir”. El aplazamiento del duelo del pasado sábado ante Puente Genil –los cordobeses tuvieron positivos por covid– rompió la dinámica. “Bidasoa no es el mejor rival en el mejor momento, pero es un test importante porque es un equipo que te va a sacar los defectos. Veremos cómo se adaptan a la competición los nuevos. Ganarles es un objetivo osado, pero competir el partido nos daría garantías para afrontar lo que nos resta de liga”. Fue en Irún precisamente donde surgió el brote de coronavirus navero en octubre de 2020. “Ya el tema del Covid lo tenemos un poco apartado, también como sociedad, pero tenemos que seguir con test y precaución porque los parones son malísimos. Recuerdos como ese, cuanto antes se borren, mejor”.
Filip Vujovic, el ‘traductor’, renueva
El Viveros Herol Nava anunció ayer la renovación de Filip Vujovic hasta 2024, por lo que el extremo montenegrino, que cumple su segunda temporada con el club segoviano, se compromete a dos campañas más, sin necesidad de esperar a que el equipo asegure su permanencia en Liga Asobal. Internacional con Montenegro en el último Europeo, Vujovic ha ido de menos a más y se ha asentado como un fijo en los planes de Zupo Equiosoain.
En lo que va de temporada, suma 45 goles en Asobal en 21 partidos, uno más de los que logró el curso pasado tras jugar en 28 ocasiones, lo que prueba su eficacia goleadora, por encima de los dos tantos por encuentro. Además, ha servido de traductor con la llegada de los nuevos fichajes. Sebetic, croata, ha encontrado en él un compañero natural. También se desenvuelve con Horiha. Su adaptación a la Asobal -antes militó en el Cangas– y su compromiso le han hecho un fijo en el club.
