Amparo Yoldi, conocida hostelera del Bar Niza, empezó a mostrar síntomas el 19 de marzo de la enfermedad provocada por el coronavirus, la Covid-19. Casi dos meses después, esta segoviana sigue luchando con entereza contra la dolencia que ha dado lugar a días “malos y buenos, aunque más malos”.
Esta mujer segoviana habla sobre “la odisea” que está viviendo y de la que cada día escribe en su página personal de Facebook, sin salir a la calle desde el 13 de marzo salvo por las tres veces que ha tenido que ir a Urgencias ante la gravedad de la situación en la que se encontraba e que incluso una vez provocó su ingresado. Su caso se agrava por tener dolencias previas, algo que complica su cura.
Tan solo dos días después de su última visita a Urgencias al “no encontrarse bien”, el 14 de mayo, Amparo recuerda la severidad de la enfermedad que está viviendo en carne propia.
“No es ninguna broma”, aclara, a la vez que describe sin tapujos como sus pulmones “están demasiado dañados” en este momento y que los médicos ya la han avanzado que la recuperación de estos “va a llevar tiempo” por las secuelas de que queden incluso tras superar la dolencia.
“Enseguida me ahogo y no puedes hacer nada, ya que todo te cansa”, cuenta, acogiéndose a la esperanza de lograr tener una “mejor calidad de vida” en el futuro y recuperarse de la neumonía bilateral y fibrosis que ha dejado la enfermedad en su sistema respiratorio.
Amparo se aferra para esta mejoría a un nuevo tratamiento que el neumólogo ha prescrito para ella tras su último paso por el hospital y que cree que “está haciendo efecto”. “El neumólogo está detrás de mí”, admite, ante la gravedad de su caso.
“Los días son todos iguales, menos mal que tengo el ordenador”, recuerda, y señala que “hace poco” ha empezado “a tener ganas de algo” tras semanas de apatía aunque de momento no puede “moverse demasiado”, algo que considera “muy duro”. También la exaltan otras preocupaciones, como mantener su bar cerrado, algo que niega los ingresos a su núcleo familiar.
La hostelera segoviana recuerda que todos te dicen que esto se “supera poco a poco” y que “hay que tirar para adelante”, pero admite que tras muchos días de lucha esas frases ya ofrecen poco consuelo. La familia y los amigos son su gran apoyo y “ayudan” a llevar esta situación.
Sobre infracciones y vivencias
Respecto a los incumplimientos por parte de la población, Amparo Yoldi recuerda que una de las causas para escribir sus vivencias en Facebook y hablar para los medios es que “la gente se conciencie de una vez”. “No entiendo que la gente haga lo que hace”, aclara indignada, mientras narra cómo desde su ventana puede ver a personas incumpliendo hasta las normas más básicas, tales como la distancia mínima de seguridad o el uso de mascarilla.
Recuerda su mejor momento entre tanto padecimiento el día 9 de mayo, jornada en la que recibió la visita de los voluntarios sanitarios y de los equipos de protección civil, que le regalaron una flor. “Lloré todo el rato como una tonta”, reconoce. “Fue todo en el mismo día, me emocionó y disfrute mucho”, destaca.
Sobre su peor recuerdo en toda esta fase, Amparo quiere destacar el alta tras su ingreso. La primera vez que acudió a Urgencias, el día 29 de marzo, fue ingresada ante su complicada situación. Tras varios días de estancia, el 13 de abril recibió la noticia de su inesperada alta. “Mucha gente del personal sanitario no podía creérselo”, describe, y es que narra cómo todavía se encontraba muy débil pero “la médico decidió esto cuando aún me costaba respirar”.
“Lo normal, creo, es que no te manden a casa cuando estás así”, detalla, y describe el hecho de “extraño” ya que nadie sabía de la decisión y ni siquiera se organizó la despedida típica para las nuevas altas. Afirma sentirse dolida por aquello, y admite que cuando todo pase buscará informarse sobre esa decisión, algo que no altera su visión sobre el personal sanitario, sobre los que comenta que “todos fueron maravillosos, salvo aquella doctora”.
