Parece ya muy lejana la primera parte de la pandemia, pero resulta que solo han pasado dos años. En el recuerdo colectivo queda esas grandes restricciones que trajo el coronavirus, confinamiento domiciliario estricto, entre otras. Es muy posible que algunas de las imágenes que pudieron verse esos días acompañen a la mayoría de la población durante el resto de su vida. Miedo e incredulidad a partes iguales cuando días antes reinaba la normalidad más absoluta.
Sin duda uno de los peores episodios de toda la pandemia fue el colapso hospitalario, una situación que trajo un triaje duro como no se recordaba. Muchas vidas se perdieron en esa primera parte de la pandemia, siendo especialmente grave la situación vivida en centros sanitarios y residencias de mayores.
Se cumplen dos años del primero, y más grave, de esos colapsos. No se limitó a Segovia, afectando a la totalidad de España. No hacía mucho que se había incorporado el estado de alarma cuando los hospitales empezaron a tener grandes problemas con su tensión asistencial. Ya no había freno para un coronavirus que en las semanas anteriores había campado a sus anchas.
No fue un amago, pronto las UCI estaban llenas de pacientes covid y la situación era casi insostenible. En Segovia, había por aquel entonces diez camas estructurales y se habilitaron otras tantas de REA, todas llenas en ese cruento final de marzo y principios de abril. La primera ola fue especialmente inclemente con la provincia, perjudicada por su gran relación con Madrid, foco principal en esos primeros momentos.
No fue una situación pasajera, los problemas en estas instalaciones de cuidados intensivos, que por aquel entonces estaban casi plenamente dedicadas a una sola dolencia, no levantaron cabeza hasta el 17 de abril, fecha en la que la cifra de pacientes covid ingresados en las UCI bajó por primera vez de la veintena.
La incredulidad de esos primeros momentos dejó paso a la incertidumbre, que todavía no se ha ido del todo hoy en día.
No fue hasta dos meses después, el 16 de junio, cuando la calma volvió a las instalaciones de cuidados intensivos, día en que las UCI no contabilizaron ingresados con covid-19 por primera vez desde que estalló la pandemia. En la provincia, la Junta liga a esa primera parte de la pandemia más de 500 muertes relacionadas al coronavirus de forma directa e indirecta.
Solo en otra ocasión se registró tantas complicaciones en las unidades de cuidados intensivos. La tercera ola volvió a poner las UCI contra las cuerdas, aunque en honor a la verdad la situación no fue tan extrema como en la primera ola.
En esa ocasión, durante enero y febrero de 2021, se pudo recurrir a los traslados que ayudaron a que las zonas menos afectadas asistieran a las que más estaban padeciendo.
Pacientes de Segovia fueron derivados a Valladolid, Burgos o Salamanca en ese periodo. En una entrevista del 29 de enero para este periódico, el coordinador de las UCI de Castilla y León, Jesús Blanco, reconocía ya 18 pacientes trasladados, algunos pocos más les seguirían después.
Además, el Hospital General de Segovia había aumentado su número de camas estructurales hasta 16, una ampliación que se demostró fundamental. Esta ampliación y los traslados ayudaron a que el triaje fuera mucho menos duro que el registrado durante la primera ola. Se salvaron vidas, ni más ni menos.
A diferencia de la primera ola, en esta tercera aumento mucho los ingresos entre pacientes más jóvenes en las UCI, pero la mayoría de muertes se seguían produciendo en las capas etarias de edad más avanzada.
El 2022 no ha traído sobresaltos a las UCI, a pesar de que la sexta ola ha pulverizado todos los récords de infectados, una muestra de cómo la vacunación ha reducido la tasa de letalidad y de hospitalización del coronavirus. A día de hoy es muy difícil que se dé una situación como las dos narradas anteriormente. Nunca está demás una mejoría de las perspectivas.
