El temor a un contagio en la zona este de Ucrania tras lo sucedido el pasado marzo en Crimea se convirtió ayer en una realidad. Y es que los separatistas prorrusos, que la noche del pasado domingo ocuparon la sede del Gobierno de Donetsk, proclamaron ayer a la región república independiente y, siguiendo el ejemplo de la península del Mar Negro, anunciaron un referéndum secesionista para el próximo 11 de mayo.
Los activistas, respaldados por aproximadamente un millar de simpatizantes concentrados en la plaza de Lenin, crearon el Consejo Popular de Donbass y declararon a éste como único organismo legítimo en la zona, hasta que los territorios del este del país celebren una consulta general en la que decidan su futuro de pertenencia a Ucrania.
Asimismo, remitieron un mensaje al presidente ruso, Vladimir Putin, en el que solicitan el despliegue de una fuerza de paz provisional, ante el temor de una represalia por parte de las autoridades de Kiev.
Los activistas aprovecharon una manifestación celebrada la noche del domingo para tomar el edificio gubernamental y levantar una barricada con neumáticos y alambre de espino de casi dos metros de altitud para proteger el inmueble, en el que ondea una bandera rusa.
Mientras, el Ayuntamiento de la capital, Donetsk, pidió a los líderes de las protestas iniciar una ronda de diálogos e hizo un llamamiento a que depongan las armas «de inmediato» para evitar un derramamiento de sangre. «Todos los conflictos deben resolverse legalmente. Hemos apoyado y seguimos apoyando una resolución constructiva de todos los desacuerdos», prosiguió.
Desde el Gobierno central, el presidente interino, Oleksander Turchinov, advirtió de que se emplearán medidas antiterroristas contra los separatistas que estén armados y amplió el radio a Luhansk y Jarkov, donde también se prevé un posible contagio.
El mandatario anunció que el Parlamento debatirá hoy un endurecimiento de las leyes sobre separatismos y podría dictaminar la ilegalización de varios partidos y organizaciones independentistas, mientras que el opositor Partido de las Regiones instó a las autoridades a formar un grupo de contacto para negociar una solución a la crisis.
Turchinov, asimismo, señaló que se ha reforzado la seguridad en la frontera este con Rusia y acusó al Kremlin de estar repitiendo el «escenario de Crimea», la península del mar Negro que se anexionó el mes pasado. En ese sentido, denunció que lo ocurrido con la toma de edificios públicos en la zona oriental de la nación «forma parte de la segunda fase de la operación especial de la Federación Rusa contra Ucrania».
Además, acusó a Putin de orquestar «desórdenes separatistas», mientras que el primer ministro, Arseni Yatseniuk denunció un «plan anti-Ucrania» para provocar una incursión de «tropas extranjeras» en el territorio y desestabilizar así al Estado.
En respuesta a estas acusaciones, el Gobierno de Moscú pidió al Ejecutivo interino de su país vecino que deje de «señalarles» con el dedo.
«Dejad de apuntar a Rusia, de responsabilizarle de todos los problemas de la Ucrania actual», reclamó el Kremlin a través de un comunicado del Ministerio de Exteriores, en el que volvió a pedir reformas constitucionales que den más poder a las regiones en la exrepública soviética.
