El presidente estadounidense, Donald Trump, y el dirigente norcoreano, Kim Jong Un, se citaron en Singapur para una cumbre (que según confirmó la Casa Blanca durará solo un día) que a todas luces será histórica pero cuyo resultado, entre otras cosas por el carácter de los dos participantes, es incierto, aunque la expectativa es que sirva de punto de partida hacia un proceso de desnuclearización de la península y un futuro tratado de paz.
Después de que la retórica belicista entre ambos, que intercambiaron amenazas y apelativos despectivos (Trump llamó “pequeño hombre cohete” a Kim en varias ocasiones) durante meses en 2017 ante los continuados ensayos de misiles norcoreanos y una nueva prueba nuclear, llegara a lo que parecía un punto de no retorno, el que ambos vayan a mantener el primer cara a cara al más alto nivel entre los dos países desde el fin de la guerra de Corea (1950-53) es todo un hito.
Más preparación
No obstante, una cumbre histórica como esta y del calado que Trump quiere que tenga habría requerido de mucha más preparación de la que se haya podido realizar en estos tres meses. Por eso, desde el ‘think-tank’ International Crisis Group llaman a “gestionar las expectativas” ya que sería “mágico” pensar que una cumbre anunciada “de improviso” en marzo “pueda producir un acuerdo sobre control de armas viable y bien estudiado en junio”.
Así, Crisis Group considera “más realista” esperar a que Trump y Kim sean capaces de acordar “una declaración de principios” que aborde los intereses estratégicos de ambos y por la que se comprometan a nuevas citas, al tiempo que se ratifique la actual moratoria, por parte de Pyongyang, de sus ensayos nucleares y de misiles.
Todos los expertos coinciden en señalar que no cabe esperar que Corea del Norte acepte una desnuclearización de la península total y verificable sin ninguna contrapartida, habida cuenta de que esta es la mejor baza que Kim tiene para negociar en pie de igualdad con Trump: la amenaza nuclear.
Además, el proceso de verificación podría llevar años, según Crisis Group, por lo que sería deseable empezar primero por medidas más asequibles como la vuelta de los inspectores internacionales, quienes en 2009 ya tuvieron “cierto acceso” a las instalaciones nucleares norcoreanas.
Desnuclearización
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dejó claro que el objetivo último que persigue Washington con la cumbre entre el presidente del país, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong Un, es la desnuclearización de la península de Corea y por ello, hasta que esto no ocurra, no habrá un levantamiento de las sanciones a Pyongyang.
“Las sanciones seguirán hasta que Corea del Norte elimine de forma completa y verificable sus programas de armas de destrucción masiva”, indicó Pompeo en declaraciones a la prensa en Singapur horas antes de la histórica cita.
“Si la diplomacia no avanza en la dirección correcta, y nosotros esperamos que siga haciéndolo, esas medidas aumentarán”, advirtió el secretario de Estado, quien se reunió en abril con Kim Jong Un en el marco de los preparativos para la cumbre de Singapur.
Pompeo recalcó que “la desnuclearización completa, verificable e irreversible de la península de Corea es el único resultado que Estados Unidos aceptará”.
Así las cosas, el secretario de Estado no ofreció detalles sobre lo discutido hasta ahora y sobre qué concesiones estaría dispuesto a hacer Washington a cambio de la desnuclearización norcoreana.
Por su parte, el Gobierno china expresó su deseo de que la cumbre que mantendrán este martes en Singapur el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, tenga resultados positivos.
