Disminuyendo prejuicios

El árbitro saca rápidamente tarjeta amarilla al ver una falta. Toda directiva toma decisiones a veces con la intención de acallar ese ruido ensordecedor de tener que tomar cartas en el asunto, sea como sea, con la misma certeza que el árbitro muestra la amonestación.
Pero en lo que al jugador se refiere, su entorno debe de actuar con empatía, seriedad y sin prejuicios ante cualquier síntoma de alarma. El jugador debe de sentir la libertad de poder expresarse y sosegar sus sentimientos, sobre todo cuando quiere hacer cambios en su vida sin saber cómo afrontarlos.
El efecto Papageno habla directamente de los referentes, de la posibilidad de cambiar de conducta y sentirse identificado con otras personas que inspiren confianza y abran nuevas alternativas. Cada vez más jugadores alumbran este túnel que parece contagioso, de locos, y hablan de cómo han conseguido afrontar la situación. Hablarlo de manera abierta disminuirá ese sufrimiento psicológico insoportable y de manera colateral será un ejemplo para sus homólogos en la misma situación.
Diferentes tipos de presiones pueden afectar al jugador, la continua lucha por ganar, el acallar rumores, el tener que templar de manera continua sus sentimientos, la falta de empatía de su entorno, el presionarse por recuperarse o recibir presiones para salir al ruedo…
No se debe silenciar el dolor, hay que compartirlo. Se debería pedir ayuda y encontrar apoyo para seguir adelante. No son máquinas, son seres humanos y como tal, el tener contacto con deportistas que han afrontado la misma situación, les proporcionará un efecto protector.