John Magee, obispo de Cloyne, se cae de la jerarquía eclesiástica de Irlanda como consecuencia de la polémica sobre los abusos a niños y jóvenes por parte de sacerdores católicos durante el pasado siglo. Magee ocultó información y renunció a investigar los casos denunciados. Con él ya son cuatro los religiosos que se han retirado de la vida activa de la Iglesia.
El prelado Magee presentó su renuncia ante Su Santidad el 7 de marzo del pasado año, tras conocerse que retrasó las investigaciones sobre presuntos casos de pederastia denunciados en su diócesis. Sin embargo, no fue hasta ayer cuando el Pontífice Benedicto XVI aceptó su salida de la Iglesia irlandesa como máxima autoridad eclesiástica en Cloyne.
El religioso fue secretario privado de los papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.
La dimisión fue aceptada de conformidad con el artículo 401/2 del Código de Derecho Canónico, por el que «se ruega encarecidamente» a los obispos diocesanos que presenten su renuncia «si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo.
El obispo es uno de los cuatro prelados que han dimitido en los últimos meses tras conocerse los dos informes oficiales irlandeses -el Informe Ryan y el Informe Murphy- que desvelaron que durante 70 años centenares de niños de Irlanda sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes en ese país, sobre todo en la archidiócesis de Dublín, desde 1975 a 2004.
El cese se produjo tras la carta enviada por Ratzinger a los católicos irlandeses, en la que pidió perdón a las víctimas de los curas pederastas, por las que sentía «vergüenza» y «remordimiento» por lo ocurrido.
El Papa advirtió a los sacerdotes acusados de dichas irregularidades que deben responder ante Dios y la ley, y ordenó una inspección de las diócesis y seminarios donde se cometieron esos abusos.
Asimismo, el Pontífice abroncó a los obispos irlandeses por la «lamentable» gestión de lo sucedido.
La misiva papal fue leída en las misas del pasado domingo en las iglesias irlandesas y numerosas personas, así como los grupos de las víctimas, mostraron su decepción, al considerar que Su Santidad se olvida de la responsabilidad del Vaticano y de la jerarquía católica local al dirigir principalmente sus críticas solamente hacia los sacerdotes.
Por su parte, la jerarquía católica irlandesa agradeció al obispo de Cloyne su «cooperación» con las autoridades de esta diócesis del sur del país. Así lo afirmó en un comunicado oficial el arzobispo de Cashel y Emly y administrador apostólico de Cloyne, Dermot Clifford, quien se ha hecho cargo de esa demarcación desde que Magee presentara su renuncia el 7 de marzo del pasado año.
«Me gustaría agradecer al obispo John Magee la cooperación que me ha prestado desde mi nombramiento como Administrador Apostólico. Le deseo todas las bendiciones de Dios en su retiro», señaló Clifford en la nota. «Pido que los fieles laicos y los religiosos continúen apoyando y rezando por todos aquellos que han sufrido abusos», agregó.
En otro comunicado, el cardenal Séan Brady, destacó su «largo y variado ministerio» y, en concreto, su contribución al trabajo de la «Conferencia Episcopal durante los últimos 20 años». «Sin embargo, mis pensamientos estos días están con aquellos que han sufrido abusos del clero y que se han sentido defraudados por la respuesta inadecuada», añadió.
De hecho, el propio Brady es presionado por grupos de víctimas para que dimita por haber ocultado el caso de abusos a menores en la década de los años 70.
