Han sido dos meses de persecución. El pasado 15 de diciembre, la prensa alemana informaba de unos presuntos delitos de corrupción cometidos por el presidente germano, Christian Wulff, cuando gobernaba Baja Sajonia. El escándalo desatado por unos supuestos favores políticos alcanzó su punto fuerte ayer, cuando el acusado presentó su dimisión, forzada un día después de que la Fiscalía de Hannover solicitase el levantamiento de su inmunidad para ser investigado.
En una breve declaración en el palacio presidencial de Bellevue, Wulff, miembro de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel, reconoció que ha perdido la confianza de los ciudadanos, por lo que para él era imposible seguir ocupando el cargo, que tiene un carácter marcadamente ceremonial. «Nuestro país necesita un presidente que pueda abordar los grandes retos nacionales e internacionales sin obstáculos», subrayó, al tiempo que reconoció que ha cometido «errores», pero que en todo momento ha actuado «conforme a la ley» y ha sido siempre «sincero». En este sentido, se mostró convencido de que la investigación en su contra culminará con su «completa exoneración».
Durante su comparecencia, el dimisionario anunció que su cargo será asumido provisionalmente por Horst Lorenz Seehofer, presidente del Consejo Federal (Bundesrat, Cámara Alta germana) y ministro principal de Baviera, a la vez que líder de la Unión Crstiano Social (CSU), el partido hermano de la CDU de Merkel en ese estado.
La renuncia cumple las peticiones de la oposición alemana, que había reclamado la dimisión en respuesta a la decisión de la Fiscalía de levantar la inmunidad de Wulff para que pudiera ser investigado por el supuesto ocultamiento de un préstamo hipotecario que habría recibido en condiciones ventajosas, por supuestas presiones al periódico Bild para que la historia no saliese a la luz y por la recepción de diversas donaciones y regalos. De hecho, el Ministerio Público anunció el pasado jueves de que existen suficientes pruebas para creer que el ya expresidente abusó de su cargo en Baja Sajonia.
Entretanto, ya comienzan a hacerse quinielas sobre el posible sucesor de Wulff. El que más opciones parece tener es el que fuera su rival en 2010: el activista Joachim Gauck. También suena con fuerza el ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, si bien su salida del Ejecutivo en la actual crisis en la eurozona podría ser complicada para Merkel.
