El inusual calor de la tarde primavera, mitigado por el frescor del patio de la antigua hospedería en la que Antonio Machado pasó los días de su estancia en Segovia hizo disfrutar al centenar de personas que se dieron cita ayer en este histórico recinto para escuchar la voz del poeta ovetense Antonio Gamoneda y el acordeón del músico segoviano Cuco Pérez, que abrió el ciclo «Poesía y Música. En la casa de Antonio Machado», con el que Segovia conmemora el centenario de la publicación del poemario «Campos de Castilla», una de sus obras más señeras.
A sus 82 años, el escritor y poeta ganador del premio Príncipe de Asturias en 2006 reconoció un «cierto sobrecogimiento» al declinar su obra en la casa de Machado, y aunque precisó que «no es que crea en las sombras preternaturales, ni siquiera en las de Antonio Machado, lo cierto es que estoy ocupando un lugar de su vida en el que hay una atención de España entera; y estar de manera activa tratando de sacar de mí poesía en el modesto grado que puedo me sobrecoge un poco, aunque no tanto como para perder la tranquilidad».
La propuesta de combinar poesía y música fue celebrada por Gamoneda como la oportunidad de establecer «un diálogo» entre ambas artes, ya que aseguró que la música «es una compañía pero no va a ser un fondo, y tanto Cuco Pérez como yo tendremos nuestro tiempo».
El escritor realizó una interesante digresión sobre la relación entre poesía y música, y aseguró que «dentro del pensamiento que concierne a la naturaleza de las artes, yo se con perfecta claridad que la poesía en su origen es música, por ser palabra generada rítmicamente». Además, indicó que entre los autores y pensadores «se da la opinión generalizada de que en cierto modo, todas las artes comparten un componente poético, por lo tanto hoy (ayer) tendremos un diálogo fraternal».
Cuco Pérez coincidió con Gamoneda en valorar este encuentro en clave de diálogo, en el que el músico segoviano aportó no sólo algunas piezas de música de cine o clásica, sino algunas composiciones especialmente creadas para este encuentro, que no dudó en calificar como «un privilegio» en su ya dilatada carrera profesional.
Vuelta al trabajo
De cara al futuro, Gamoneda aseguró haber vuelto al trabajo «con la dedicación e intensidad de la que soy capaz», tras siete años de sequía que reconoció «haber malgastado en viajes por el mundo entero, algo de lo que ahora me arrepiento aunque ya resulte inútil, porque a mi edad, tanto tiempo improductivo es un caso de mala suerte o de mala cabeza».
De este modo, señaló que en el último año y medio ha concluido dos libros «que acabo de entregar a las editoriales la pasada semana, y aseguró que ahora pretende aparcar la poesía para dedicarse a escribir el segundo tomo de sus memorias.
La primera de estas veladas se completó con la intervención de la novelista, ensayista y poeta Marifé Santiago Bolaños, con música de la cantante María José Cordero, voz del grupo de música sefardí Sirma y compositora de más de un centenar de obras orquestales e instrumentales.
