Ángel di María fue ayer el ‘hombre de rojo’ que dio al Real Madrid su primer triunfo en el debut de la presente edición de la Liga de Campeones ante un Dinamo de Zagreb al que salvó su portero Ivan Kelava, notable y atento durante los 90 minutos.
De rojo, el conjunto blanco recordó al Bayern de Múnich. O al Liverpool. Xabi Alonso ganó una Copa de Europa con ese tono en Estambul ante el Milan. Pero más allá del color, lo importante como suelen afirmar los veteranos, es el escudo. Eso nunca cambia. Y al escudo y al talento apeló el equipo blanco en el segundo tiempo.
Di María encarriló la victoria tras el descanso. Tardó 53 minutos en verlo claro el Real Madrid. Definió una jugada elaborada a la que se asomó Marcelo. El brasileño, con libertad de movimientos, hace mucho daño. Se encuentra ya al nivel de Roberto Carlos, del que heredó el puesto. Del factor sorpresa del ‘carioca’ saca petróleo a menudo el equipo de Mourinho. Lástima para el equipo su expulsión, algo rigurosa, por doble amonestación. La segunda, por simular una caída dentro del área. Lo cierto es que Marcelo estuvo en todas. Y vio la roja, el color de la noche.
Suele tener el Real Madrid 15 minutos iniciales volcánicos. Y ayer en Zagreb de nuevo salió como una apisonadora. Con Xabi Alonso, perfecto, desplazando balones en diagonal a Cristiano. Al más puro ‘estilo Barça’ de su colega Xavi, Alonso buscó al luso en todos los rincones.
A pesar de su buen juego, los hombres de Mourinho no gozaron de fortuna en la definición. Benzema rubricó un gran encuentro, mandó un balón al larguero a los 11 minutos y dejó para el recuerdo una acción extraordinaria, que no supieron resolver ni Di María ni Özil.
No resolvía el Madrid y el Dinamo de Zagreb, viendo que no le entraba nada a su rival, se fue creciendo. Sammir y Kovacic, un chaval de 17 años sin complejos, armaron algún contragolpe que buscaban siempre a Rukabina.
José Mourinho, ataviado con una gorra azul, presenció el encuentro en la grada. Lejos del banquillo, mostró su desazón por la falta de puntería de su gente. Tarde o temprano tenía que llegar el gol. Y apareció Di María, hasta entonces sin suerte arriba, para tumbar a un animoso Dinamo.
El Madrid nunca tuvo problemas. Tras la expulsión de Marcelo, y por consejo de Mourinho, Karanka no se complicó la vida. Blindó a su equipo con Lass y Arbeloa y dio aire fresco arriba con Higuaín.
El Real Madrid vistió de rojo por cuarta vez en su historia. En Odessa, donde hace 38 años Mariano García Remón fue ‘bautizado’ como el ‘gato de Odessa’ por sus paradas inolvidables ante el Dinamo de Kiev, fue la última ocasión que empleó ese color. No había buenos resultados hasta ayer con el rojo. El Real Madrid cambió también la cábala y se sitúa ya manando en su grupo.
