Agentes de la Guardia Civil detuvieron la semana pasada en una calle de Madrid al décimo implicado en la operación Montecarlo, liderada por la Comandancia de Segovia contra el tráfico de hachís. Se trata de R. H., marroquí de 47 años, que permanecía en busca y captura desde hace varias semanas, aunque fue puesto a disposición judicial y se encuentra ya en libertad con cargos.
Según indicaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno, el Instituto Armado da por cerrada la investigación tras esta última detención y la incautación, en total, de 546 plantas de marihuana y más de 25 kilos de hachís en una operación que ha requerido más de un año de trabajo. En concreto, fue el 4 de febrero de 2013 cuando un control rutinario de carretera desplegado a la altura de Fresno de la Fuente (Segovia) permitió destapar una red que transportaba la droga desde Marruecos para su distribución en Madrid, donde residían la mayoría de los implicados, a través de más de un centenar de contactos.
Cinco de los implicados se encuentran en prisión provisional y otros cinco en libertad con cargos, incluido el detenido la semana pasada. Según precisó el teniente coronel Fernando Gil Llorente, que el pasado 25 de abril explicó los detalles de la operación junto con la subdelegada del Gobierno en Segovia, Pilar Sanz, la organización no movía grandes cantidades de droga en cada transporte, apenas diez o doce kilos por semana. En total, alrededor de media tonelada al año o, lo que es lo mismo, 1,5 millones de euros en droga si se tiene en cuenta su valor medio en el mercado del menudeo, tres euros por gramo.
Utilizaban vehículos ‘lanzadera’ para evitar los controles, ya que el transporte se efectuaba por carretera: traían el hachís de Marruecos y lo introducían en la península a través del Puerto de Tarifa para llevarlo hasta Madrid, donde también se descubrió un laboratorio de marihuana. En Las medidas de seguridad que adoptaba la organización no incluían el transporte de drogas por vías secundarias, de hecho, el control rutinario del que parte la operación tuvo lugar en el kilómetro 127 de la A-1 y «a plena luz del día», precisó Gil Llorente a la Agencia Ical.