A las ocho en punto de la mañana del domingo, centenares de vecinos de la villa se concentraban en la puerta de los corrales del Cega para ver salir a las reses que protagonizaron el primero de los encierros de estas fiestas.
Las reses pertenecieron a la ganadería de Adelaida Rodríguez, de El Cabaco, Salamanca. La dirección del encierro fue realizada por Pedro Caminero y los hermanos Mayoral.
Los toros tardaron en romper, se hicieron de rogar unos segundos antes de emprender el camino hacia el campo, que precede a su entrada a las calles de la localidad; inició la salida un cabestro que fue seguido por el resto de la manada. La rápida salida marcó el paso posterior por toda la zona de pinares, llegando a la del túnel antes de lo previsto.
La recogida total del ganado se efectuó tras su paso por la carretera; hasta el lugar y durante toda la zona de pinares hubo bastante descontrolsobre el encierro, como así lo señaló la Asociación Encierros de Cuéllar. En ‘las Máquinas’ encabezaron la manada cuatro bueyes y un novillo que derivaron a su lado derecho y siguieron el curso del arroyo Cerquilla; este punto estuvo bastante descontrolado también. Tras estos, pasaron cinco novillos y después el resto de cabestros. Fueron recogidos todos excepto un novillo al paso de Las Hontanillas, donde se realizó el primer descanso. Pasado ‘el Tubo’, se realizó otro de los previstos.
Respecto a la zona de ‘El Embudo’ cabe destacar la buena organización del encierro, y la intervención de un número reducido de caballistas en el punto.
Los cabestros iniciaron la carrera desde arriba y el director de campo tuvo que intervenir respecto a dos novillos que derivaron a la derecha. La bajada, larga y rápida por esta zona decidió el desarrollo urbano del encierro.
En todo el recorrido mandaron los cabestros, incluso en los tramos finales. Las buenas carreras caracterizaron todo el encierro, pero se hacía difícil ‘coger novillo’ para los corredores.
La Asociación Encierros de Cuéllar destaca el elevado número de cabestros: diez para cinco toros; “seguimos corriendo cabestros”, señalaron.
En esta ocasión fue la primera vez que intervinieron pastores bien identificados que portaron varas, algo inusual en Cuéllar y “difícil de digerir para los que siempre han subido los toros rezagados mediante cortes”, afirmó el colectivo.
No hubo que lamentar ningún percance de heridos por asta de toro; tan solo un corredor de Benavente fue arrollado en Los Paseos y sufrió varias contusiones, ninguna de gravedad.
A la hora de analizar todo el encierro no se puede dejar de lado el típico baile de rueda; el primero de estas fiestas 2014 se caracterizó por su buena organización y la amenización del grupo de dulzaineros ‘La Encina’.
El ganado
La Asociación Encierros de Cuéllar ha calificado al ganado de pequeño, y “no apto para un domingo de toros”. El recorrido por el campo se vio colapsado a su vez por demasiado público.
El sexto novillo, que no entró en el encierro, fue identificado por un motorista a las 9,30 horas entre la maleza del arroyo Cerquilla, controlado inmediatamente y derivado a los corrales de la Plaza de Toros.
En definitiva, se trató de un encierro deslucido, muy poco vistoso y que dejó un sabor agridulce a los cuellaranos y miles de visitantes que se trasladaron hasta la villa para disfrutar del primero de los cinco encierros.
A pesar de ser puntual, la manada incompleta y el relativo descontrol no hicieron de éste un buen encierro; las buenas carreras por la calle Las Parras tampoco consiguieron elevar el nivel de este primero de la feria.
