“Igual que el mendigo cree que el cine es un escaparate, igual que una flor resignada decora un despacho elegante, prometo llamarle amor mío al primero que no me haga daño…”.
Debemos recordar que una de las etapas más importantes en el deporte es la de formación, y si logramos que esta esté centrada en el juego no competitivo, lograremos buenos resultados. El mejor de todos ellos, además de hacer deporte es la sonrisa de un pequeño.
Sin embargo, año tras año, nos empeñamos en desmontar equipos para hacer uno fuerte y que represente a nuestro ‘importante’ club a nivel autonómico. No nos damos cuenta que haciendo esta selección de jugadores perjudicamos a todos los demás, que, estando en edades tempranas, no sabemos si van a despuntar ahora o en unos años.
Desguazamos equipos, dejándolos muy debilitados y eliminando las ilusiones del resto ya que pasan de ser un grupo que compite con otros equipos a uno en el que se acostumbran a perder y eso merma sus ilusiones. Con partidos igualados se puede aprender y mejorar muchas cosas que no aprenderás si siempre ganas o pierdes, por si un ‘peque’ se pasa todo el año perdiendo no creo que mantenga la ilusión y las ganas de seguir el año siguiente.
Habrá que buscar alternativas y lograr vinculaciones para que los equipos sean equilibrados en las competiciones locales, y posteriormente sacar algunos competitivos a nivel autonómico. Pero eso también implicaría la colaboración de los clubes y… eso es otro tema.
De cualquier modo, recuerden: lo mejor es la sonrisa de un peque y yo echo de menos alguna.
Semper fidelis.
