Resulta desmoralizador contemplar cómo un Gobierno ha conseguido en solo tres años tener unas relaciones tan desafortunadas con Estados Unidos, tan desastrosas con Marruecos y ahora prácticamente rotas con Argelia. Ningún presidente español había llegado a tal devastación y calamidad en tan poco tiempo en la política exterior española.
Ahora dicen que buscan resolver la crisis que tenemos con nuestros vecinos del sur “con diálogo y diplomacia”, cuándo lo que ha faltado ha sido precisamente eso, diálogo y diplomacia con ellos y, además, falta de transparencia, información, calidad democrática y buen gobierno con el Congreso, con el partido que es la alternativa de gobierno como es el PP y con todos los españoles. Que el Gobierno pase en apenas un par de días de decir que Argelia es un aliado estratégico de España y de la Unión Europea a decir que es un agente de Putin, cuando está reforzando sus vínculos con otros países europeos como Italia, Francia o Alemania, es un insulto a la inteligencia de los españoles.
El presidente Feijóo ha vuelto a presentar al presidente Sánchez una nueva propuesta de Pacto de Estado, en este caso en materia de Defensa y Seguridad Nacional, siendo este un punto de partida adecuado y asumible para proteger la imagen exterior de España y dotarla de la seriedad y responsabilidad que necesita. Como le dice el presidente Feijóo al presidente Sánchez en su carta, parece razonable que este acuerdo surja del entendimiento entre el PSOE y la alternativa de gobierno que el PP representa ya, y que sin ninguna duda, la política exterior o de seguridad nacional de un país debe de trascender legislaturas. Es una propuesta responsable, con vocación de permanencia y de alejar la política de Defensa y de Seguridad de nuestro país de la confrontación diaria y partidista. Y con el ruego de que se haga extensivo al resto de las formaciones políticas en las Cortes con el propósito de que resulte en el mayor consenso posible.
Hace dos meses, la Propuesta de Pacto de Estado del PP fue en materia económica, para paliar los efectos de la inflación y los altos precios de las cesta de la compra, pero su postura fue la callada por respuesta y pactar con sus socios de gobierno.
En cuanto al tope del gas o la llamada “excepción ibérica”, el Gobierno lleva fiando toda su estrategia para disminuir la inflación a esta medida, que en un principio se prometió iba a ser un ahorro del 50% de la luz, luego del 30% y finalmente del 15%, y que lo único que ha conseguido en sus primeros días de aplicación es subir aún más el precio. Ayer jueves, un 3,15% más que el día anterior. Espero y deseo que esta medida termine siendo buena para los ciudadanos, pero todavía no sabemos quién pagará la rebaja, si bajará el precio a algunos consumidores a costa de subir a otros y sí tendremos que pagarles la rebaja los españoles a los portugueses y franceses. Lo cierto es que aunque el tope del precio del gas acabe funcionando, es absolutamente insuficiente para hacer frente a la inflación que sigue desbocada. El Gobierno no quiso ni hablar del pacto propuesto por el PP sobre las medidas económicas para atajar este desbarajuste económico que cae sobre España, constatándose día a día que las escasas medidas para controlar la inflación de este Gobierno están siendo un fracaso. No funcionan y son insuficientes.
