El Real Madrid se convirtió ayer en el nuevo colista del grupo A tras confirmar su quinta derrota en siete jornadas ante el Estrella Roja (94-88) en la sala Pionir de Belgrado, un escenario donde se autodisparó en el pie tras desaprovechar una renta de ocho puntos, por lo que los merengues hipotecan su futuro en la máxima competición europea.
El vigente campeón de la Euroliga ya no tiene margen de error. Con un balance de 2-5, los pupilos de Pablo Laso se desangran en el torneo continental y, ayer, no pudieron corregir el rumbo en el Pionir, donde dominaron sólo un tramo del tercer cuarto, el cual llegó a parecer definitivo para enmendar su extraño comienzo europeo.
El Real Madrid no empezó con la concentración requerida, o al menos, su rival demostró mucha más. Un parcial de 9-0 prontó estableció las primeras rentas para los serbios, que jugaban con un público enfervorecido y el estado anímico por las nubes, obligados también por la clasificación a no fallar ante su gente.
Fueron Sergio Rodríguez y Trey Thompkins quienes intentaron reducir distancias y lo acabaron consiguiendo, sobre todo por el empeño del base canario, que dio un auténtico recital en el parqué del Estrella Roja y ante la ausencia anotadora de jugadores como Rudy Fernández. Un par de dosis de ‘Chachismo’ y todo quedó en nada más. De hecho, el jugador tinerfeño disminuyó la diferencia en apenas minuto y medio tras el descanso.
Ahí llegó el despertar blanco con un parcial de 0-7 que devolvió el mando a los de Laso. Los campeones de todo se las prometían muy felices porque parecía que habían resuelto el embrollo, sin embargo, no contaron con la muñeca precisa de Quincy Miller, el jugador más decisivo del encuentro con sus 24 puntos (5/7 en triples).
El jugador de Chicago disfrutó de una gran noche y acabó por apagar a un Real Madrid que se topaba con el desacierto —una y otra vez— desde la línea de 6,75. Sólo un arreón de Nocioni sirvió para pensar que el duelo estaría mucho más igualado al final, pero los blancos no volvieron a ponerse por delante en el electrónico.
El ‘Chacho’ se volvió loco, Jaycee Carroll lo intentó de mil maneras y Ayón, en su desesperación, terminó por regalar un par de canastas a Maik Zirbes, que concluyó como máximo anotador del encuentro con 26 puntos y principal instigador del castigo y la derrota del Real Madrid.
Una derrota que pone a los pupilos de Pablo Laso al borde del precipicio y les deja con la necesidad de ganar los tres partidos que faltan si quieren tener un sitio en el Top 16 (Fenerbhaçe, Bayern Múnich, Estrasburgo).
Nunca antes un vigente ganador de la Euroliga había firmado un inicio de competición tan desastroso. Y las estadísticas no acompañan a los blancos, ya que tampoco ningún equipo con su mismo balance actual de derrotas ha conseguido levantar el trofeo a final de temporada.
