La Policía Nacional detuvo en la jornada de ayer a un total de 89 personas pertenecientes a un entramado criminal dedicado al tráfico ilegal de seres humanos cuyo objetivo era introducir ciudadanos chinos en Reino Unido, Irlanda, Canadá y Estados Unidos. La Policía informó a través de un comunicado que cuatro de los 89 arrestados fueron acusados de pertenencia a organización criminal, falsedad documental y delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Los miembros de la red utilizaban España como país de tránsito y trasladaban a las personas con las que traficaban a pisos patera ubicados en Barcelona, Badalona y Santa Coloma de Gramanet mientras esperaban la documentación falsificada.
Los responsables de la organización criminal, que estaba formada por personas de nacionalidad china y pakistaní, cobraban una media de 20.000 euros por cada víctima traficada, fraccionando el pago en dos partes: una al salir del país de origen y otra en el de destino. La red llevaba a cabo acuerdos con otras redes similares asentadas también en España y en otros países llegando así a funcionar como una macro organización criminal. Por este motivo, la Policía afirmó que tuvo que ser necesaria la cooperación internacional para desarrollar la investigación.
Las investigaciones se iniciaron a raíz de numerosas detenciones en aeropuertos españoles de personas de origen asiático que pretendían embarcar en vuelos identificándose con documentos falsificados de nacionalidades como Región Administrativa de Macao, Región Administrativa Especial de Hong Kong, República de Corea, Japón, Malasia, Singapur, Portugal o Taiwán. La Policía afirmó que la organización captaba a sus víctimas en China y les prometía llegar a cualquier país a cambio de una cantidad de dinero que variaba en función del destino solicitado y de los medios utilizados para llegar a él. No pagar la cantidad pactada suponía la retención de la documentación verdadera de los ciudadanos y la limitación de su libertad ambulatoria así como la amenaza a sus familiares.
Los responsables de la red trataban de introducir a las personas en algún país del espacio Schengen mediante dos rutas: por un lado, mediante vuelos directos desde el país asiático a Europa; por otro, mediante vuelos con escalas.
