El Barcelona y el Udinese han intensificado en los últimos días las negociaciones encaminadas a cerrar el traspaso del delantero Alexis Sánchez, lo que permitiría también concretar el pase de Bojan Krkic a la Roma.
Según informó un portavoz del club azulgrana, «la operación ha avanzado» y no se descarta cerrarla en breve, aunque es compleja, como demuestran las semanas que han transcurrido desde los primeros encuentros.
Las negociaciones se aceleraron después de que el jugador, que participa con la selección chilena en la Copa América, mostrara su predilección por recalar en el Barça, a pesar de que el Udinese pretendía venderlo al Manchester City, cuya oferta era superior.
La operación podría cerrarse en torno a los 27 millones de euros más una importante cantidad variable en función de los objetivos conseguidos. El atacante, de 22 años, firmaría un contrato para las próximas cinco temporadas.
En el momento en el que ambos clubes certifiquen el traspaso, el Barcelona anunciará la marcha de Bojan a la Roma, puesto que no desea restar efectivos en su delantera con vistas al próximo curso.
El principal inconveniente en el pase del canterano estriba no en lo económico (cerrado entre 10 y 12 millones de euros), sino en la cantidad que la entidad catalana debería pagar para repescar al jugador al término de las dos primeras campañas (10 y 15 millones, respectivamente).
Como si se tratara del dominó, la próxima ficha que el Barcelona debe intentar hacer caer es la de Cesc. El centrocampista, que no ha acudido a la gira asiática con su equipo, se mantiene a la espera. La directiva ‘culé’ ha realizado una oferta cerrada al Arsenal, pero el cuadro ‘gunner’ desea que ésta aumente, aunque según diferentes informaciones, le dejarían marchar por 45 millones de euros.
Valdés
Mientras tanto, el portero Víctor Valdés consideró ayer «normal» la reticencia de Arsene Wenger para permitir la vuelta de Fábregas, dado que el internacional es «el líder de su equipo y un jugador con mucho talento».
«Ya lo llevo diciendo todo el verano. La ilusión de Cesc es regresar, siempre ha sido así, y no tendría problemas para adaptarse a nuestro sistema. El tiempo dirá y, si debe venir, estaremos contentos, pero no depende de nosotros».
