¿Qué político no aspira a que sus ciudadanos disfruten de una buena salud, puedan disfrutar de un ocio con una oferta variada y dispongan de bienes y servicios asequibles a todos los bolsillos? Cualquier representante público, por lo menos de puertas afuera, siempre expresa el deseo de complacer a sus vecinos en todo aquello que les haga felices. Ahora bien, una cosa es la aspiración de conseguirlo y otra los instrumentos para alcanzar los objetivos.
El dinero de que dispone el ayuntamiento de Segovia ya sabemos que es limitado y las demandas a cubrir son muchas. La distribución de lo recaudado seguro que no es tarea fácil y en el reparto siempre hay concejalías que salen insatisfechas. La de deportes no creo que sea la más beneficiada, a tenor de los últimos comentarios que se han hecho tanto en los reportajes escritos en este periódico como en los comentarios de algunos de sus colaboradores.
A raíz del polémico tema de la iluminación del campo de fútbol de la Albuera ha salido a relucir la carestía que sufre la ciudad en cuanto a instalaciones. Por las que hay se paga un alto precio de mantenimiento debido a que están obsoletas y no pueden albergar competiciones de alto nivel competitivo. Por tanto, ante el discurso de que con lo que se tiene no se puede hacer más, quizás haya que pedir al equipo de gobierno que destine una mayor partida presupuestaria en deporte.
Hay que apostar decididamente por el deporte, no todo es cultura, turismo y hacer los saneamientos de las calles, que sin duda son necesarios; pero también hay que arriesgar por conseguir un mayor número de practicantes en instalaciones dignas. Más actividad física es sinónimo de más beneficios en la salud, la convivencia, la mente y también… en lo económico
