Vicente del Bosque no ha tenido un trabajo fácil desde que España alcanzase el cielo futbolístico al proclamarse campeona del mundo, por primera vez en su Historia, en Johannesburgo. Su labor de ir probando jugadores durante los cuatro años siguientes, el tiempo transcurrido entre Sudáfrica y Brasil, ha dejado por el camino un reguero de nombres, grandes apariciones, agradables sorpresas y, también, extrañas ausencias. Por ello, no todo el mundo puede estar en la lista de 23 que el salmantino ofreció el pasado sábado.
Apenas un día después de conocerse los nombres de los elegidos, el seleccionador nacional destacó el buen ambiente en el vestuario como una de las claves para obtener los objetivos deportivos que se quieren lograr, el más inminente, el título en el Mundial de Brasil 2014.
«Un vestuario sano vale más que 100 horas de táctica. Es bueno en cualquier empresa que el empleado esté contento; en el fútbol si los chavales están contentos, ganamos», apuntó el técnico en una entrevista publicada en El País.
España comenzará a defender el título ganado hace cuatro años en Sudáfrica, el 13 de junio, cuando debute contra Holanda, el mismo rival de la final del Mundial 2010.
Uno de los principales objetivos del salmantino es poder mantener la armonía en un vestuario repleto de ‘estrellas’ que ya lo han ganado todo y que pondrán a prueba su ambición para levantar una nueva copa. «Cuanto mejor se lleven, más éxito. Lo mejor es humanizar el grupo, recordarles que son gente modesta, que vienen de abajo. Por eso, procuro siempre remarcarles que no se olviden de sus orígenes», apuntó el entrenador respecto al manejo de los egos de su plantilla. «Hay gente con mucha cabeza que sabe que la vida da muchas vueltas», añadió.
«Son gente maja, ahora bien: los del Barça se sientan juntos a cenar y los del Madrid también se buscan. Eso ya pasaba en mi tiempo, no es síntoma de nada», remarcó Del Bosque.
«Yo estuve años sin hablarme con ‘Chupete’ Guerini, un compañero de vestuario. Pero nos buscábamos y nos vestíamos juntos. ¡En el campo éramos la leche, pero no nos hablábamos!», recordó el técnico, haciendo referencia a su propia experiencia como futbolista del Real Madrid.
Asimismo, el preparador de la selección española hizo hincapié en que las claves de un buen técnico radica en mantener el temple ante sus pupilos. «Una bronca en público es un atraso. Y, además, el liderazgo de un tío cabreado no conduce a nada, no vale para nada. Has de convencer», expresó el entrenador.
«No puedo estar alterado porque debo tomar decisiones rápidas. Y he de ser moderado en los gestos; en el banquillo y en el campo hay que huir de la chulería», añadió. «Nadie en la vida debe ser elogiado solo por su bondad. Todos somos imperfectos. Naturalmente, no voy a hacer todos los días ejercicios para demostrar lo contrario. ¡Pero es mejor que tengan esa opinión! También tenemos nuestra mala leche», señaló el seleccionador.
