En el año 1170, Alfonso VIII de Castilla, fue proclamado rey con 15 años, y casado con la princesa Leonor Plantagenet, hija del rey Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania, a su vez reina de Francia en su anterior matrimonio con Luis VII.
La “dote” de la princesa fue el Ducado de Gascuña, siendo Saintes, una de sus ciudades más importantes. En aquel tiempo las peregrinaciones a Santiago estaban en pleno auge. La región de la Santonge y su capital Saintes era una importante área de religiosidad y de acogida de peregrinos. La misma Leonor de Aquitania había fundado varios monasterios y conventos en la región. Y su hija Leonor siguió esa pauta en Castilla fundando el monasterio de las Huelgas de Burgos. Monasterio que unas décadas más tarde también estaría vinculado con Stª. María de Prados y El Espinar.
En dicha dote se incluyó una ganadería 40.000 ovejas, que se conocieron como merinas, pues llegaron por mar a las costas castellanas de Santander. Una vez acabados los fastos de los desposorios, los nuevos reyes castellanos, decidieron enviar dicha ganadería de ovejas a pastar en el gran valle de la vertiente noroeste de la sierra segoviana, que separaba ambas mesetas, y que hoy se encuentra en el corazón del término municipal de El Espinar.
A cargo de la citada ganadería vinieron algunas personas de la comitiva francesa de la reina, de tal manera, que al poco de llegar decidieron levantar una iglesia al santo de su devoción, San Eutropio, cuyas reliquias se encuentran en la basílica de Saintes. Así encargaron a un escultor de su tierra de origen, conocedor de la imaginería de la zona, que les tallase una escultura de San Eutropio para que presidiera su iglesia, siendo esta, la imagen que se saca todos los años en procesión por las calles de El Espinar el 30 de abril, fecha en la que la Iglesia Católica celebra su martirio. Desde entonces se venera a este primer obispo y mártir de la ciudad de Saintes, San Eutropio, como patrón de El Espinar.
Hay varias teorías sobre la vida de San Eutropio, pero parece que una de las más verosímiles es la que aporta Gregorio de Tours en “In Gloria Martyrium” del siglo IV. Según este, Eutropio perteneciente a una familia de la nobleza persa que vivió en el siglo I. Una vez convertido al cristianismo, el obispo Clemente le envió a predicar a la Galia junto a San Denís. Después de un tiempo sin conseguir adeptos, volvió desanimado a Roma donde Clemente de nuevo le animó a volver con constancia en su empeño de llevar la palabra de Cristo a la Galia. Eutropio regresó a Saintes donde predicaba con ánimo la palabra de Cristo, consiguiendo convertir y bautizar a muchos gentiles, entre ellos a la hija del Gobernador, llamada Eustela. El encono de este fue tal que expulsó de la ciudad a Eutropio, que se refugió en un tugurio de madera a las afueras de la ciudad, donde seguía predicando, y fue nombrado obispo. Pero un tiempo después el gobernador decidió acabar con él. Así pues, le dio martirio y acabó su vida con un hachazo en la cabeza. Eutropio fue enterrando en su tugurio. Siendo este el lugar elegido siglos después para levantar la basílica con sus reliquias.
Durante la Edad Media Saintes se convirtió en un importante centro de peregrinaje en el recorrido del Camino de Santiago en territorio francés. La fama de San Eutropio fue aumentando por sus milagros, y su basílica se convirtió en centro de atracción religioso, al cual acudían multitud de peregrinos “… los que allí llegan, afligidos de toda clase de enfermedades son rápidamente curados, los cojos se restablecen, los ciegos encuentran la luz, el oído se devuelve a los sordos, los posesos son librados; las cadenas de hierro, las esposas y otros instrumentos variados de hierro, de los cuales, el bienaventurado Eutropio ha librado a los prisioneros, están allí colgados”. Al parecer los cautivos que habían estado en cárceles o mazmorras, si conseguían salir con vida, le iban a dar gracias a San Eutropio y le dejaban colgando a sus pies las cadenas que habían soportado durante su pena.
Según la leyenda recogida por el licenciado Tomás Ibáñez de Ribera en su escrito “Fundación, nobleza y cosas memorables de la Villa de El Espinar” del año 1649 “San Eutropio se apareció a un pastorcillo que cuidaba de su ganado frente a una fuentecilla, y le pidió que fuese a todos los moradores de los antiguos caseríos del valle, y les dijese que Dios quería que viniesen a habitar y formar pueblo en este cerro. Que edificasen una iglesia junto a la misma fuente, e hiciesen patrón al mismo San Eutropio. Y que él intercedería para que el lugar fuera aumentado y celebrado”.
En El Espinar a finales del siglo XII se levantó la iglesia a su patrón. Por la información que nos ha llegado debió de tratarse de una construcción de una amplia nave, con al menos tres altares principales, el de San Eutropio, otro a Ntª Srª de la Concepción, y el tercero desconocido. También disponía en el exterior de galerías de arcos en los laterales “en los arcos de la iglesia que salen al cementerio que llaman los “Casetones”, y una alta torre de tres cuerpos, que en el siglo XVI, después del incendio y de la gran ampliación del templo, se vería incrementada con un cuerpo más, quedando como la contemplamos en la actualidad.
Desde este periodo la fiesta del patrón tuvo gran aprecio, más aún si se tiene en cuenta que era en primavera, y el inicio de la llegada los esquiladores para sus labores del recorte de los vellones de lana, llenaban el pueblo de bullicio y novedades. Efectivamente hubo largos periodos en que se llegaron a esquilar más de setenta mil ovejas entre los cuatro corrales de esquileo locales, y se necesitaba la contratación de estos expertos dando lugar a competiciones y chanzas. De esta manera la Fiesta de San Eutropio tenía una gran celebración. Se representaban autos sacramentales, se contrataban a organistas para acompañar al santo en las misas y procesión por las calles del concejo. Se realizaban competiciones y juegos de alancear toros y jugar cañas en la plaza de la de Corredera (plaza que en 1748 fue considerada en el puesto nº 11 de plazas de toros de España hechas de fábrica).
Algunos de los participantes se hicieron famosos por su habilidad como mejores jinetes del reino en estos juegos, destacando en ciudades como Segovia, Ávila, Valladolid y Madrid. El más famoso a finales siglo XV fue Alonso Sánchez Ibáñez, hijo de Juan Sánchez Bermejo Ibáñez, descendiente de las familias más antiguas de pueblo.
Pero cuando en 1618 el fervor a un milagroso crucifijo situado en la ermita de Stª Mª de Caloco cobró un inusitado protagonismo, llegando a desplazar a la Virgen de su altar mayor, las celebraciones a la Exaltación de la Cruz el 14 de septiembre, empezó a mermar la importancia de la fiesta de San Eutropio. Esto, unido con la progresiva decadencia de la Mesta y el declive del mundo de las ovejas, hizo que la actividad del esquileo, se viera irremediablemente más reducida. Por si ello fuera poco, hay que contemplar que cada vez se aprovechasen más tierras para las recolecciones de heno para el ganado vacuno, y dichas faenas de recolección podían llegar hasta pasado el mes de agosto. Todo lo cual trajo como consecuencia, que las fiestas de septiembre fueran tomando poco a poco mayor relevancia en detrimento de las del patrón.
A pesar de todo, al día de hoy, El Espinar sigue celebrando su fiesta de San Eutropio, aprovechando la fecha para la realización de su Semana Cultural.
No quisiera acabar sin mencionar otro pueblo que tiene también como patrón al primer obispo de Saintes. A mediados del siglo XV Juan Ponce de León se encontró sitiando dicha ciudad francesa.
Los días pasaban y la ciudad se defendía con coraje. Ponce de León al mando del ejército castellano recurrió a San Eutropio prometiéndole que, si conseguía tomar la ciudad, fundaría otra en sus tierras sevillanas y levantaría una iglesia en su nombre. De esta forma nuestro santo patrón lo es también y preside la bonita iglesia de Paradas. Levantada unos pocos años después, fue reconstruida y ampliada en el siglo XVIII. Siendo reconocido el patronazgo el 15 de julio de 1758. Así Paradas es hoy una esplendida población con cerca de 7.000 habitantes, donde el 15 de julio celebran y sacan en procesión por las calles a San Eutropio.
