El Departamento de Policía de Nueva York investiga quién puso el sábado -domingo, hora española- lo que calificó de un «rudimentario coche bomba» en Times Square, la plaza más concurrida de la ciudad, sin que por el momento se tenga información de los responsables del frustrado ataque.
«No tenemos ni idea de quién ha hecho esto ni de por qué», reconoció ayer el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, en una conferencia de prensa convocada en la propia plaza pasadas las 02,30 de la madrugada hora local.
Bloomberg se encontraba en la noche del sábado en la Gala de Corresponsales ante la Casa Blanca, un acto casi centenario en el que el presidente de Estados Unidos sube al estrado para repasar en clave de humor lo acontecido el último año.
El alcalde comentó que, con la colaboración ciudadana y la actuación de las autoridades, «hemos evitado lo que podría haber sido un incidente muy mortífero», ya que «realmente podría haber explotado y haber creado un gran fuego», lo que habría tenido «un aceptable impacto explosivo».
Un grupo de trabajo del FBI se ha sumado a las investigaciones emprendidas por la Policía de Nueva York para determinar quién y cómo colocó el material en el interior de un Nissan Pathfinder oscuro aparcado en plena plaza hacia las 18,30 de la tarde del sábado.
Las alarmas saltaron cuando un vendedor ambulante de camisetas -ex veterano de Vietnam, según apuntó Bloomberg- vio salir humo de una caja ubicada en la parte trasera del vehículo y alertó a un oficial de seguridad. El hecho de que las matrículas, correspondientes al estado de Connecticut, no coincidieran con el modelo del automóvil hizo que la Policía evacuara y acordonara de inmediato la zona, centro neurálgico de Manhattan, donde miles de turistas y transeúntes se encontraban paseando o yendo a cines y teatros de Broadway.
Más de ocho horas después la plaza permanecía cerrada entre la Séptima y Octava avenidas y entre las calles 43 y 46, lo que impedía además que cientos de personas pudieran acceder a sus hoteles y ofrecía una imagen muy inusual para un barrio que suele estar concurrido durante las 24 horas del día.
«Tuvimos suerte»
«Hemos tenido mucha suerte», dijo en relación a la rápida reacción del vendedor el alcalde, quien recordó que este fin de semana es uno de los primeros del año con buenas temperaturas, lo que ayudó a que en la zona hubiera más gente.
El vehículo, aparcado en la calle 45 entre la Séptima y Octava avenidas frente a una sucursal de Bank of America, no llegó a explotar.
El portavoz de la Policía de Nueva York, Paul Browne, describió el vehículo como «un rudimentario coche bomba», en el que había tres contenedores de propapo, dos de gasolina, fuegos artificiales de consumo casero, dos relojes, cables, lo que parece ser una caja para guardar armas y otros materiales. Según las autoridades, los responsables de la colocación del automóvil no eran unos profesionales. El alcalde de la ciudad calificó de «amateur» el explosivo, mientras que el jefe de la Policía, Raymond Kelly, se refirió a él como «improvisado» y aseguró que la intención era la de «provocar una significativa bola de fuego».
Las imágenes de una cámara de seguridad revelan que el vehículo llevaba solo unos minutos estacionado cuando fue descubierto. Poco después acudieron artificieros y bomberos, además de un amplio despliegue policial, y un robot inspeccionó el interior del vehículo por una de las ventanas.
En las horas siguientes, las autoridades buscaban un posible dispositivo explosivo secundario, pero no se detectó indicio alguno, según detallo el alcalde, quien animó a neoyorquinos y turistas a continuar con su vida habitual y a salir a la calle ayer, cuando estaba prevista una popular carrera ciclista que reunirá unos 30.000 participantes y cuyo recorrido atraviesa todo Manhattan.
