La Gimnástica Segoviana firmó en As Eiroas su peor actuación de la temporada. Un equipo irreconocible, desbordado de principio a fin por un Bergantiños voraz que no tuvo compasión y castigó a los de Iñaki Bea con una derrota tan justa como dolorosa (3-1). Todo lo que podía salir mal, salió mal. Desde el primer minuto la mañana se torció y la condición de líder con la que aterrizaba la Segoviana en Carballo se evaporó en un mar de dudas, desgracias y errores impropios de un equipo que hasta ahora había destacado precisamente por su solidez defensiva. Su gran fortaleza se convirtió en su talón de Aquiles.
Sobre el césped artificial de As Eiroas y con un número significativo de bajas, Diego Campo por ciclo de tarjetas amarillas, los tres laterales (Iker, Juan Silva y Rubén) fuera por molestias y Morata ausente por un proceso gripal, la Segoviana saltó a Carballo condicionada, aunque las ausencias no sirven de excusa ante un 3-1 incontestable. El técnico vasco lo había avisado en la previa del duelo, “las opciones pasan por una buena defensa”, pero esa hoja de ruta se rompió en apenas tres minutos, los que necesitó el Bergantiños para tumbar de un golpe el plan gimnástico. Un balón peinado que pilló la espalda de Josep Jaume y una salida en falso de Postigo bastaron para que Marru abriese la mañana negra. Fue el comienzo de la pesadilla.
Un vendaval llamado Marru
El golpe del 1-0 dejó tocada a la Segoviana, que no consiguió asentarse ni por momentos. La defensa de tres formada por Josep Jaume, Josín y René se mostró insegura y los gallegos, en su fútbol directo, dominaron el encuentro con autoridad. Apenas un disparo tan lejano como desviado de Ayán y una media vuelta de Rodrigo Ibañes alteraron a Canedo, mientras que el Bergantiños perdonaba un 2-0 cantado con un cabezazo de Novo a la salida de un córner desde el área chica.
Para colmo de males, Josep Jaume tuvo que retirarse lesionado en el aductor. Y justo cuando la Segoviana intentaba aferrarse al partido con un par de llegadas por medio de un cabezazo de Álex Castro y un disparo bloqueado de Marc Tenas, llegó un nuevo mazazo: un toque sutil de vaselina de Marru desde larga distancia, aprovechando la posición adelantada de Postigo, se convirtió en el 2-0.
La hemorragia gimnástica no quedó ahí, pues minutos más tarde, el ‘6’ del Bergantiños culminaría su hat trick, definiendo a las mil maravillas en el mano a mano ante Postigo tras un pase medido de Germil después de una brillante acción individual. Un resultado tan justo como cruel, que pudo ser aún más amplio de no ser por una última parada de Postigo a bocajarro y ante el que, con 45 minutos aun por delante, a la Segoviana no le quedaba otra que aguantar el chaparrón e intentar minimizar daños. Lo terminó consiguiendo.
Tras el paso por vestuarios, el equipo gimnástico salió con la consigna de dar otra imagen. No podía ser tampoco peor. Y eso que no entró bien al segundo acto con un Bergantiños que volvió a perdonar el 4-0 en una rápida transición que Marru culminó con un disparo desde el área chica al lateral de la red gimnástica. Fue la última llegada clara gallega porque esa ocasión fue un punto de inflexión ya que, a partir de ahí, Iñaki Bea agitó el árbol hasta dar sus frutos. A la hora de partido movió ficha con un doble cambio: Borrego y Samu Manchón entraron por Ayán y Josín. La presencia del ‘16’ especialmente dio equilibrio, permitió juntar líneas y devolvió algo de oxígeno a un equipo que por primera vez en todo el choque empezó a parecerse al que lidera la tabla.
Entre desgracias y orgullo
Con el Bergantiños replegado, conforme con el trabajo hecho y dejando que el cronómetro jugara a favor, la Segoviana dio un paso adelante y empezó a encadenar llegadas. Sin embargo, la falta de claridad en el último pase y la contundencia defensiva del conjunto gallego impidieron a los de Bea engancharse verdaderamente al choque. Y cuando mejor pintaba, llegó otra desdicha más para completar la mañana gris: la expulsión de Manu a veinte minutos del final. El capitán, último hombre, detuvo con la mano un ataque gallego y vio la roja directa, dejando a la Segoviana con diez.
A pesar de la inferioridad, la Segoviana no se descompuso. Mostró orgullo, siguió siendo protagonista con balón y buscó el gol del honor. Y fue entonces cuando emergió Marc Tenas. El delantero catalán, que había sido de los más insistentes en la primera mitad, cazó un balón suelto en el balcón del área y soltó un derechazo imparable que se coló por la escuadra, limpiando las telarañas del ángulo firmando así su primer tanto con la elástica gimnástica. Fue la única luz entre tanta oscuridad.
El tramo final dejó poco más que un intento de Ivo detenido por Canedo y el deseo de que el reloj avanzase pronto. La Segoviana concluyó así una mañana para el olvido en la que perdió una ocasión de oro para asestar un golpe en la clasificación. Aun así, el fútbol también dejó un resquicio de alivio: sus inmediatos perseguidores tampoco hicieron los deberes, por lo que el liderato sigue teniendo un ligero colchón. Y es que, entre tanta desgracia, no hay mal que por bien no venga.
