El CD La Granja se ha pasado 30 jornadas ganándose a pulso el calificativo de equipo revelación de la Liga, y en la tarde de ayer logró traspasar otra barrera, consiguiendo el de aspirante al play off de ascenso a Segunda División B. Suena fuerte, pero es la realidad de un equipo que de la mano de Manuel Retamero ha adquirido una personalidad propia que le está llevando a cotas antes inimaginables para el club.
El encuentro de ayer frente al Villaralbo, aplazado en su día por la nieve, representaba para el conjunto granjeño el ser o no ser en la pelea por la fase de ascenso. Llegaba a El Hospital un conjunto en alza, que iba a pelear lo indecible porque quiere salir del descenso, y que planteó un partido muy rocoso, sabedor de los problemas de La Granja para crear fútbol, tanto por las ausencias de varios jugadores importantes, como por el estado del terreno de juego, que impedía jugar el balón con precisión a ras de hierba.
Y lo cierto fue que en el primer cuarto de hora de partido a los locales les pesó la presión de necesitar los puntos. Pases horizontales con poca precisión, precipitación y nulo juego en el centro del campo, demasiado balón vertical con toda la ventaja para los defensores rivales… el CD La Granja trataba de dominar el partido, pero sin crear el fútbol suficiente como para llegar a la meta contraria. Así, el Villaralbo se defendía con tranquilidad, esperando su ocasión para inquietar la portería de Truji, una de las sorpresas que tenía reservadas Retamero para el partido, al igual que la de Míchel en el lateral derecho, con Alberto jugando de interior. Esta última variación fue decisiva en la suerte del choque, puesto que en el minuto 18 un saque largo del portero granjeño no fue despejado de primeras por la defensa del Villaralbo. Alberto saltó más que el central Harel para prolongar la pelota, y Jónathan Castaño, que forzó para llegar a jugar el partido, se adelantó a todos para con un suave toque superar la media salida del portero Jen y hacer el 1-0.
Prácticamente sin hacer nada, el CD La Granja se había colocado por delante en el marcador, asestando un duro golpe a su oponente, que apenas pudo reaccionar en lo que quedaba de primera parte, más que en un remate alto de Héctor tras un despeje defectuoso de Míchel. El resto del primer período se diluyó entre pases fallados, balones en largo y escasísimas llegadas al área contraria.
El equipo de casa quiso cambiar este panorama en los primeros minutos de la segunda parte, en los que demostró su profundidad sobre todo en la banda izquierda, donde Kike y Xavi fueron todo un quebradero de cabeza para la defensa del Villaralbo, llegando con mucha claridad hasta el área grande, pero tomando las decisiones equivocadas a la hora de ejecutar el último pase, o lanzar a portería. Pese a ello, el CD La Granja consiguió lo que se proponía, controlar a un adversario al que poco a poco comenzaba a faltarle el aire, y que se quedó definitivamente sin respiración cuando Harel certificó su mala tarde recibiendo la segunda tarjeta amarilla.
La expulsión del central visitante dejó en nada la reacción del Villaralbo, al que la entrada de Abraham y Carlos había dado un poco más de mordiente (que no de remates a portería) al ataque zamorano, con un par de acciones a balón parado de esas que siempre ponen un punto de inquietud a la zaga rival, y más en la del CD La Granja que en algunos momentos mostró un cierto nerviosismo a la hora de despejar el balón.
Pero todos los nervios locales en la parte de atrás se convertían en imaginación en la zona ofensiva. Xavi lograba marcar de falta directa, pero el colegiado anulaba el gol a instancias de su asistente por fuera de juego de un futbolista local que sí pareció situarse en la línea del remate aunque no tocara la pelota. Ese remate, y otro de Emilio en el tiempo de descuento que se marchó alto cuando el mediapunta granjeño estaba en gran disposición para marcar fueron los dos lanzamiento más peligrosos de los locales en el segundo tiempo, aunque más triste fue lo del villaralbo, que se quedó en cero patatero en lo que a remates entre los tres palos se refiere, y que ni siquiera fue capaz de crear una cierta sensación de peligro en varios contragolpes aislados que siempre se encontraron con un defensor de La Granja para evitar la llegada al área. En los últimos compases del partido, los locales se tuvieron que llevar un buen par de broncas de Retamero por querer buscar más el segundo gol antes de guardarse del tanto del empate visitante. Dio igual, porque cuando el colegiado señaló el final del partido pocos pudieron dudar de la justicia del triunfo de un equipo humilde en lo económico, pero que es capaz de codearse con los grandes de la categoría en el plano deportivo.
