La abundancia de agua era condición sine qua non para los romanos a la hora de elegir un lugar donde establecerse. Segovia, cumplía la premisa. Así que construyeron un aquae ductus (una conducción de agua) para su traída desde la Sierra de Guadarrama hasta la ciudad. Tal conducción, de unos 15 kilómetros sigue siendo hoy “muy desconocida”, según la expresión de la arqueóloga Isabel Marqués, pero el numeroso público que ayer participó en un recorrido por la cacera —actividad organizada por Caja Segovia con motivo del 125 aniversario de la declaración del Acueducto como monumento nacional—, regresó a casa con la idea de haber intuido, de forma aproximada, por donde va el llamado “tercer río de Segovia” en sus primeros pasos.
Partiendo desde la cola del pantano de Revenga, los excursionistas se dirigieron ayer, siguiendo el cauce del río Frío, hasta el azud del Acueducto, una construcción en la que no quedan huellas romanas. Desde ese punto, a más de 1.200 metros de altitud, los andariegos comenzaron a descender, siguiendo el curso de la cacera. No de la cacera romana, porque, como explicaba una y otra vez Marqués, “la obra romana es la gran ausente”, sino la conducción instalada en el año 1929 siguiendo un proyecto de Manuel Pagola, arquitecto municipal de Segovia, en lo que fue una intervención “muy agresiva”, que posiblemente dañó el canal original.
En dirección a Segovia se pasó por los arroyos de Valdeconejos y Las Charcas, el camino de Carrera Blanca y el paraje de Hoyos —donde la cacera va a cielo abierto— llegando al río Tilviejo. En las inmediaciones de este río, en un manantial llamado Fuencuadrada, se situaría, según la teoría defendida por expertos como Aurelio Ramírez y la propia Marqués, la primera toma del Acueducto. Esta última insistió ayer en que los romanos preferían, a la hora de seleccionar un lugar para realizar la toma de agua, un manantial a un río. No obstante, Marqués reconoció que el río Frío también cumplía los principales requisitos exigidos por el arquitecto romano Vitrubio a la hora de idear una obra hidráulica, ya que está orientado al norte y su nacimiento protegido por la sombra de árboles.
Mientras seguía explicando la evolución del paisaje habida durante los últimos dos milenios y múltiples detalles de la conducción (¿sabía usted que llegó a suministrar unos 250 litros por habitante?) se llegó al final del recorrido, justo en el camino real que une San Ildefonso y Riofrío.
Desde allí se regresó al lugar de partida, junto al pantano de Revenga. La satisfacción generalizada no evitó que sobre el ambiente persistieran muchas dudas sobre el curso que lleva el Acueducto extraurbano. Algo lógico si se tiene en cuenta que la única intervención arqueológica realizada en este trazado rural se hizo con motivo de las obras de construcción de las vías para el tren de alta velocidad.
En ese aspecto, esta arqueóloga apuntó por dónde deberían ir los trabajos en un futuro próximo. “Hace falta realizar una prospección sistemática de la parte extraurbana del Acueducto, descubrir qué localizaciones pueden ofrecer mayor información y realizar intervenciones arqueológicas allí”, demandó.
Más de 750 personas han participado en los itinerarios didácticos
Los itinerarios didácticos por el Acueducto, una de las actividades incluidas en el programa “Segovia y Roma” que organiza Caja Segovia con motivo del 125 aniversario de la declaración del Acueducto como monumento nacional, están logrando un gran éxito. Según señaló Marqués, que se encarga de dirigir dichos itinerarios, junto a Miguel Yuste y Alejandro Bermúdez, más de 750 personas —en su mayoría escolares— han participado en estos recorridos. “Hay que dar las gracias a Caja Segovia porque está permitiendo que muchos segovianos conozcan el monumento en su integridad”, señaló Marqués. Tal ha sido la repercusión de la actividad que una televisión japonesa ha contactado con esta arqueóloga para grabar un reportaje sobre el trazado del Acueducto.
Por otra parte, durante los dos próximos meses tendrán lugar otros recorridos por yacimientos romanos de la provincia. En concreto, los días 11 y 18 de abril se efectuarán por Armuña, donde se localiza ‘Los Casares’. Más tarde, los días 25 de abril y 2 de mayo se desarrollará una visita el aula arqueológica de Aguilafuente y la villa de Santa Lucía; y los días 9 y 16 de mayo, por los distintos yacimientos arqueológicos de Coca.