El Caja Segovia cerró la liga regular de manera muy diferente a como lo hizo la pasada temporada, en la que el equipo se quedó fuera de los play off por el título en un agónico partido ante el Playas, y ya con los deberes hechos hizo disfrutar a sus seguidores con una victoria frente al Carnicer Torrejón conseguida tras un partido que ambos equipos jugaron de cara, sin especulaciones ni tonterías buscando un resultado favorable.
En el Caja Segovia, pensar que Gestesa iba a ser capaz de “robarle” un empate al Pinto en Madrid entraba dentro del terreno de la psicodelia, mientras que el Carnicer no tenía más aliciente en la Liga que mantener su undécima plaza del acoso del Playas. Así que ambos entrenadores plantearon un partido abierto, con presión insistente sobre la salida del balón del contrario, y ataques y contraataques constantes que hicieron recordar a los aficionados aquellos tiempos en los que el fútbol sala era algo más que simple táctica.
Sentimentalismos aparte, el Caja ganó el partido porque fue mejor que el Carnicer en una faceta, pero curiosamente la más importante, la de la finalización. Durante los primeros quince minutos de partido los dos equipos pusieron ganas sobre la cancha, pero no tardó en notarse que mientras que los locales se jugaban algo y defensivamente se notaba, los visitantes seguían a rajatabla sus principios de atacar de manera constante, y a veces en exceso vertical, propiciando las contras de los de casa.
Guga abrió el marcador para el Caja con un lanzamiento más colocado que potente que Molina no acertó a atajar, y Burrito se aprovechó de un infantil error de Kita en una entrega para hacer el 2-0. En la portería segoviana, Arrivi tuvo que esforzarse en un par de acciones interesantes de los jóvenes jugadores del Carnicer. En las filas madrileñas gustaron Mario Rivillos y Víctor, aunque todo el mundo sabe que los buenos son Geison y Cuco, ambos sin convocar (¿por qué será?).
Uno de los que se gustó de más en el primer tiempo fue Burrito, que quiso rizar el rizo en un contragolpe y lo que consiguió fue que le robaran el balón y Kita marcara el 2-1 con el que se llegó al descanso. Pero como el de ayer era un partido para disfrutar acertando y equivocándose (que esto es un juego), no hubo castigo para el joven jugador del Caja, ni tampoco para Tobe o Andreu, que también se equivocaron fallando pases que propiciaron ocasiones claras del rival, pero que sobre la cancha, como el resto de sus compañeros, tuvieron una actitud irreprochable.
En el segundo tiempo Guga volvió a hacer lo que mejor sabe, que es marcar, pero el Carnicer sumó unos minutos en los que apretó de firme al Caja, marcó el 3-2 en una acción de Víctor que Noro remató en el segundo palo, y a punto estuvo de poner las tablas en el electrónico tras un lanzamiento del propio Víctor al palo después de que Kensuke y Lin hubieran dispuesto de una doble ocasión.
El Caja vio la victoria en el aire, y subió un punto más su intensidad en la presión. Los contragolpes no tardaron en llegar, y Lin marcó el cuarto para los locales, Diego hizo el quinto recibiendo un envío de Burrito que sólo tuvo que empujar, y Lin volvió a marcar el sexto en otro contraataque. El partido se rompió en dos minutos a favor de los de casa, y los compases finales sirvieron para que Miguel Rodrigo pudiera dar instantes de juego tanto al portero Mordi como a Pablo, que a punto estuvo de marcar el séptimo tanto del Caja en un lanzamiento al larguero.
Y el partido, y con él la competición regular, terminó con el Caja entre los aplausos de sus aficionados. El Inter espera en cuartos.
