En muchas ocasiones, la solidaridad no se aprende, sino que se nace con ella. Ciertamente, ya son muchos los segovianos que demuestran que esta premisa se cumple aún en los peores y más difíciles momentos. Este mismo periódico ya se hizo eco de algunas iniciativas, un abanico que, afortunadamente, cada día se va ampliando. Mientras que la tensión e incertidumbre, así como los bombardeos de las tropas rusas, se recrudecen en Ucrania, los gestos solidarios anotan una mayor presencia entre la población segoviana, en particular, lo que se extiende también al conjunto de la sociedad española.
En este caso, sobresale el ejemplo de Borja Frías, nacido en Cabezuela y residente en Cantalejo, quien, junto a su compañero madrileño José María Pinto, decidió embarcarse en una auténtica labor humanitaria de transporte de material necesario y el traslado a España de seis personas refugiadas. Todo ello a partir de un viaje de más de 6.000 kilómetros, que les ha llevado a la frontera del país europeo en guerra con Polonia y su duración se acerca a la semana.
Cansancio, sudor y lágrimas. Así se podría definir el viaje emprendido. Sin embargo, esta no era su primera actuación solidaria, ya que el segoviano es miembro de la ONG Omedi, que tiene por objetivo el “desarrollo de la educación e infancia”, aseguró. “En ella también hay profesores de la Facultad de Magisterio de la ciudad, así como otros compañeros de Madrid”, añadió.
Precisamente, Borja Frías es profesor de Lengua y Literatura, aunque actualmente se encuentra en una excedencia donde combina un proceso de formación con su faceta solidaria. “Llevamos más de diez años en esto” y, entre otras actuaciones, han conseguido impulsar una escuela en Kenia.
Faceta solidaria permanente
“No podíamos quedarnos parados y sin hacer nada”, determinó Borja Frías. Por eso, no dudaron un segundo en ponerse en contacto con la Embajada de Ucrania en España para mostrar su interés en poner a su disposición recursos humanos y materiales para llevar a cabo cualquier labor humanitaria.
¿El resultado? “Hemos fletado una furgoneta y la hemos llenado de material quirúrgico y, a continuación, hemos recogido a varias personas refugiadas que nos habían asignado para traerlas a Madrid”, explicó el voluntario segoviano. Todo ello en un viaje totalmente planificado: “Ya sabíamos los nombres de las personas que teníamos que recoger”.
El viaje comenzó el pasado viernes y llegaron a un paso fronterizo el lunes a mediodía. “Allí recogieron nuestros productos, fundamentalmente medicina pesada para hospitales, como alcohol, sueros y viales”, recordó Borja Frías. Tras ello, marcharon al centro comercial de Przemysl, en Polonia, ahora reconvertido en un campo de refugiados. “La experiencia allí no fue agradable, aunque no dejaban entrar se podía ver a través de los cristales a muchas personas hacinadas durmiendo”, indicó. Por ello, “salimos de allí en cuanto pudimos”, sentenció.
Tras recoger a sus pasajeros -tres mujeres y tres niños-, emprendieron el viaje de regreso. “Lo más importante a partir de ese momento es que ellos estuvieran cómodos”, manifestó, “nosotros ya volvemos con otro talante, a pesar del cansancio”. De hecho, consideró que el camino ha sido muy difícil, y no solo por los “1.000 kilómetros diarios que recorremos”.
Con ello, se refirió a los duros momentos y testimonios que han conocido. Por ejemplo, una de sus viajeras había salido de su hogar, en una zona muy cercana a Donbass, el 24 de febrero, y había llegado a Polonia hace muy pocos días. En todo este tiempo, “ha vivido en la calle con su hijo pequeño”, relató Borja Frías sin poder contener las lágrimas. A ello se suma que hayan tenido que dejar atrás a sus maridos y a otros familiares. No obstante, se enorgulleció de que ahora estarían “a salvo”. Precisamente, la llegada a Segovia -y posteriormente a Madrid– estaba prevista para hoy.
“Hemos vivido momentos de mucha emoción”, manifestó. A su vez, recomendó a todas las personas que quieran colaborar con las personas desplazadas por la guerra en Ucrania que lo hagan a través de las embajadas y ONG, “sobre todo con aportaciones económicas que se gastan in situ”. “Por muy pequeña que sea, todo suma”, concluyó.
De este modo, la iniciativa de Borja Frías se suma también a la de Alberto Herrero y Roberto Gómez, quienes también emprendieron un largo trayecto hacia Polonia para la entrega de material y el rescate de refugiados. De hecho, Roberto Gómez repetirá el próximo lunes esta acción humanitaria, según confirmó. No obstante, no hay que olvidar a Álex, el joven segoviano que marchó a Polonia sin billete de regreso para realizar labores de voluntariado a pocos kilómetros del país en guerra.
