En El Espinar estamos disfrutando de un verano impresionante. Hace buen tiempo, ha venido mucha gente de fuera a disfrutar de nuestra programación cultural y de festejos y la hostelería cuelga el cartel de completo frecuentemente con muchísimo pesar.
La mayor parte de los clientes quiere disfrutar de sus aperitivos, comidas o cenas al aire libre pero el municipio tiene unos recursos limitados. La Plaza de la Corredera o la de Castilla son un espectáculo de gente (cumpliendo las normas actuales, claro). El invierno es muy largo y los negocios están dimensionados para aguantar largos meses con menos movimiento y en los últimos dos inviernos hasta han tenido que cerrar completamente durante largos periodos. El apoyo por parte del Ayuntamiento para poder ocupar suelo público ha sido memorable. Aunque esta temporada estival ha sido un alivio, no hay que olvidar el lastre que llevan la inmensa mayoría de los establecimientos.
A partir de ahora el tiempo empezará a cambiar y las lluvias o la bajada de temperaturas impedirán el uso de terrazas y, además, siguen ampliando las medidas que regulan el cierre de las barras de los bares y las distancias entre las distintas mesas de los interiores. Por muy buena que esté siendo la temporada veraniega la hostelería tiene un futuro próximo poco halagüeño. Esperemos que la situación mejore un poquito para poder disfrutar de los interiores de alguno de nuestros lugares favoritos, que se pueda mantener algo del empleo generado estos meses y que se pueda recibir al visitante de forma segura.
Por una hostelería abierta.
