Si los escoceses votasen a favor de la independencia el 18 de septiembre, el primer ministro británico, David Cameron, podría enfrentarse a una feroz presión para dimitir a menos de ocho meses de las elecciones generales de mayo de 2015, advirtieron esta semana los parlamentarios de su partido.
La secesión de Escocia y por tanto la ruptura de Reino Unido sumiría a la política británica en la conmoción y, aunque Cameron dijo en repetidas ocasiones que no dimitirá, la secesión podría muy bien suponer el principio del fin de su liderazgo.
Algunos diputados del influyente Comité 1922 Conservador, considerado como un barómetro del sentir en el partido, estuvieron sondeando opiniones sobre si Cameron mantendría su confianza en caso de que se impusiera el ‘sí’ en el referéndum, indicó un parlamentario conservador.
“Va a recibir la responsabilidad si hay un voto afirmativo”, subrayó el diputado, añadiendo que prevé que varios miembros del partido pidan públicamente que Cameron se marche si eso ocurriera.
El apoyo en las filas conservadoras podría verse reducido aún más si el Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP) ganase su primer escaño en las elecciones parciales que se celebrarán el mes que viene provocada por la deserción de uno de sus colegas euroescépticos a este grupo antieuropeo.
cameron, APARTADO
Los conservadores tienen una largo historial de expulsar a sus líderes si los diputados temen por su propia reelección. Muchos estarían preocupados por la posibilidad de que el UKIP pueda ‘tragarse’ sus votos.
Fue Cameron quien accedió a celebrar la consulta escocesa y quien vetó incluir una tercera opción ofreciendo la devolución de más poderes en la papeleta, apostando por que una elección entre independencia sí o no daría una clara victoria a favor del status quo.
Aunque el ‘premier’ rechazó categóricamente dimitir y varios ministros, incluido el de Finanzas, George Osborne, al que se ve como posible futuro líder, se expresaron en el mismo sentido, pasar a la historia como el hombre que dirigía el país en el momento de su ruptura podría ser fatal para un líder de una formación oficialmente conocida como Partido de los Conservadores y Unionistas. Adoptó ese nombre en 1912 para subrayar su compromiso con la preservación de la unión ante el nacionalismo irlandés.
El exprimer ministro conservador John Major, que fue elegido tras una revuelta interna en la que fue apartada la tres veces primera ministra Margaret Thatcher en 1990, defendió que Reino Unido vería muy disminuido su papel en el mundo por la salida de Escocia, si bien no quiso valorar la situación de Cameron.
Varios parlamentarios conservadores indicaron que detractores de Cameron dentro del partido, que mantuvieron divergencias con él respecto a Europa, el matrimonio homosexual y la acción militar en Siria, podrían aprovechar la independencia para ‘deshacerse’ del ‘premier’, de 47 años.
“No estoy seguro de que esto ayude y no estoy seguro de que prospere”, informó otro parlamentario conservador, que pidió no ser identificado. “Será muy desestabilizador”, añadió. La mayoría de los conservadores consultados sostuvieron que Cameron debería mantener su puesto independientemente del resultado en Escocia.
ALEJADO DE CAMPAÑA
Hasta que el pasado miércoles acudió apresuradamente a Escocia, Cameron se había mantenido ausente de la campaña, tras reconocer que su historial de inglés privilegiado y político de centroderecha no le convierte en la mejor persona para conseguir votos a favor del ‘no’, tradicionalmente izquierdistas.
La impopularidad de los conservadores en Escocia, donde el partido obtuvo uno de los 59 escaños en juego en las elecciones de 2010, dejó la defensa de la unión en manos principalmente del Partido Laborista.
El exministro de Finanzas laborista Alastair Darling encabeza la campaña ‘Better Together’ (mejor juntos) mientras que el exprimer ministro laborista Gordon Brown asumió esta semana un papel preponderante en la campaña por el ‘no’.
La pérdida de Escocia aumentaría la presión sobre Cameron del UKIP, que arrebató votos a los ‘tories’ con su cruzada a favor de la salida de la UE y a favor de acabar con lo que denomina “puerta abierta” a la inmigración. “Cameron estaría acabado”, consideró el eurodiputado del UKIP por Escocia, David Coburn. “Habrá una noche de los cuchillos largos”.
Si Cameron fuera apartado, algunos esperarían que el partido buscase un líder más euroescéptico. El ministro de Exteriores, Philip Hammond, sería uno de los posibles candidatos, al igual que la ministra del Interior, Theresa May, y el alcalde de Londres, Boris Johnson, si bien este último necesitaría conseguir antes un escaño en el Parlamento.
